La Colección de Clásicos Uruguayos y el Archivo Artigas son dos iniciativas de largo plazo, se remontan a 1950, que demuestran las cosas buenas que podemos los uruguayos cuando realmente nos lo proponemos.
El origen de las dos series se remonta a la Ley No. 11.473 aprobada al cumplirse el centenario del fallecimiento de José Artigas y que dispuso, entre otros homenajes, asignarle la notable suma de 200.000 pesos para “proseguir la publicación de los documentos históricos relacionados con la vida pública y privada de Artigas”, y una suma similar al Ministerio de Instrucción Pública y Previsión Social “para iniciar la publicación de una Biblioteca de Autores Clásicos Uruguayos, que se denominará ‘Biblioteca Artigas’.” Siete décadas después, el pasado febrero, se presentó en la Biblioteca Nacional, el volumen 220 de la serie y se anunció la publicación del volumen 39 del Archivo. Este abarcará el período del exilio de Artigas en el Paraguay.
Varios de los tomos del Archivo incluyen extensos prólogos que tienen un considerable interés en si mismos. Por ejemplo, Juan Pivel Devoto redactó los prólogos de los primeros volúmenes que contienen la documentación sobre la vida pública de Artigas antes de 1811. Estos incluyen el volumen tercero sobre la económica de la Banda Oriental (ya se…) durante el período español. El historiador luego refundió los dos prólogos en su fundamental “Raíces coloniales de la Revolución Oriental de 1811”. Allí Pivel Devoto escribió que, desde el inicio del proceso fundacional “de nuestro país, entre los primeros pobladores de Montevideo se perfilaron dos tendencias: la representada por los vecinos. que, presintiendo el porvenir marítimo y económico de su puerto se arraigaron en él para dedicarse al comercio, y la de aquellos que, atraídos por la conquista de la tierra, tuvieron a su cargo la expansión colonizadora y disputaron al indígena los campos para hacer sus labranzas y procrear sus ganados”.
Como en el caso del Archivo, los prólogos y anotaciones de las obras de la Colección Clásicos Uruguayos informan sobre sus autores y la obra, los ubican en su época y contexto y tienen un considerable valor en sí mismos.
“La guerra de los Charrúas en la Banda Oriental. Período hispánicos y período patrio I y II” de Eduardo Federico Acosta y Lara fue publicada entre 1961 y 1970. La obra describe las consecuencias de aquel proceso de conquista de la tierra a que se refirió Pivel para las charrúas. Llega hasta 1835, cuando se consideró que estaban “concluidos casi totalmente los Salvajes que ocupaban una gran parte de nuestra Campaña por los lados del Norte, entre el Arapey y el Cuareim” (página 995).
Es un volumen sólido y no solamente por su contenido: tiene 1.033 páginas de texto en un solo volumen. Incluye los dos tomos de la obra de Acosta y Lara con sus amplios documentales, bibliografía y enumeración de fuentes. Esta generosidad intelectual del autor invita al lector a emprender su propia investigación y sacar sus conclusiones a partir de elementos de juicio realistas y veraces. El prólogo, escrito por Diego Bracco, aporta una interesante biografía de Acosta y Lara y un valioso análisis de la formidable obra desde una perspectiva más reciente.
Es una fuente valiosa sobre un tema actual que llega en el momento oportuno.