Las propuestas de las dos coaliciones en pugna... ¿son lo mismo? ¿Es eso lo que genera la apatía de la sociedad, y el hecho de que a muchos les dé lo mismo quién gane?
Esta semana tuvimos una nueva edición del evento Balance Anticipado, donde los amigos Javier de Haedo y Rafael Porzecanski, analizan lo que puede suceder a nivel político y económico. Javier en particular, hizo una presentación muy disruptiva, donde afirmó que la política económica en Uruguay será la misma, gane quien gane. Como de alguna forma cree que lo que tuvimos en los últimos 5 años no hizo un quiebre drástico con los 15 años del FA, ni aquellos con lo que venía de antes.
Y no piense que Javier lo dice en forma elogiosa, parte del coro complaciente que suele engolarse hablando de lo estable y civilizado de nuestro sistema político. Al igual que otros analistas agudos, De Haedo viene advirtiendo que el país requiere reformas profundas para lograr tasas de crecimiento más altas, o de lo contrario seguiremos en una mediocridad cada vez más depresiva, ya que la riqueza que genera el país no es suficiente para darle el nivel de vida deseable a todos los uruguayos. Y los cambios globales no permitirán mantener ciertos estándares de bienestar sin esos cambios.
Ahora bien, sobre el final de su presentación Javier habló sobre las consecuencias del plebiscito de la seguridad social y sus consecuencias trágicas, a la vez que advertía que el programa (o lo que sea que maneja el FA por estas horas), incluía cosas que no eran demasiado distintas a lo que plantea la papeleta impulsada por el PIT.
¿Entonces? ¿Son lo mismo o no? Se lo preguntamos al reconocido economista, que nos admitía que sí, que en caso de ganar el Frente Amplio es posible que vinieran aumentos de impuestos, pero “tribuneros”, y que habría más injerencia de los gremios. Pero en lo sustancial, nada distinto a lo que ya vimos en los gobiernos del FA, pese a lo cual el país no cambió demasiado. ¿Por qué lo haría ahora?
La respuesta es muy similar a la que nos dio el senador Sánchez del MPP, a quien muchos ven como el cerebro detrás del candidato Orsi (sin chistes, ¿eh?). En el programa Séptimo Día de canal 12 le preguntamos cómo hace el Frente para equilibrar esas visiones tan distintas que anidan en su seno. A Oddone con Andrade, por decir algo simplista. Y la respuesta fue que la garantía eran los tres gobiernos del FA donde la cosa más o menos no cambió mucho.
Es acá donde nos sale el periodista pincha globos de adentro. Para los que ya tienen algunos años, algo como el personaje de Jeff Goldblum en Jurassic Park, ¿se acuerda? Aquel pesado que cuando le explican cómo funciona eso de traer dinosaurios a la vida en esta era, y no pasa nada porque está todo perfectamente controlado. Y el tipo les escupe el asado hablando de la teoría del caos, y diciendo que “la vida se abre camino”. ¡Spoiler alert! Pasa.
Hay varios elementos para creer que el FA de hoy no es el mismo de hace 20 años. Primero, lo obvio, no existen figuras con el peso propio de antes, que garantizaban un freno a los efluvios pasionales de la “izquierda infantil”, como diría Mujica. Si un Vázquez ya veterano no pudo con los gremios de la educación, ¿Orsi estará en condiciones de imponerse?
Tampoco los equilibrios internos son los mismos. Antes el poder en el FA estaba más atomizado en distintos grupos y había más dirigentes que habían sentido en carne propia la implosión de ciertas ideas. Hoy solo hay dos polos, el MPP y el PCU. Y dentro del primero late una pulsión nacional y popular, casi kirchnerista, que tampoco parece que Orsi esté en condiciones de controlar.
Eso, además, si quisiera. Porque hay algo de lo que se habla poco, y es que detrás de cierta imagen de aggiornamento ideológico del MPP, su segunda línea sigue siendo la misma troupe de alegres marxistas irredentos, que seguramente ocuparían los principales cargos de gobierno. Charlando con Enrique Iglesias hace unos días, nos decía que en los próximos años para Uruguay será más importante el canciller que el ministro de Economía. Y el referente en esa materia del MPP es Daniel Caggiani, que tiene un odio mal disimulado a EE.UU., hasta hace 15 minutos defendía a Maduro y en cuanto lo dejan se le escapa algún elogio a Hamás o Hezbolá. ¡Hablame de revivir dinosaurios!
Es que la vida no es solo la plata. Y es tal vez en las otras agendas donde se puede percibir las diferencias más profundas entre los bloques. En lo social, en la inserción internacional, en lo ambiental, en lo familiar, y hasta en temas de seguridad pública, en el FA domina una sensibilidad muy pautada por esta nueva izquierda europea. Identitaria, crítica con pautas de convivencia hasta hace poco intocables, y que cuestiona la libertad de expresión, como la hemos entendido siempre.
A uno le podrá gustar más una visión o la otra. Pero si se fija un poco la vista, las diferencias quedan en evidencia.