Tiempos de Navidad

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La Navidad, festividad cristiana que conmemora el nacimiento de Jesús, se celebra el 25 de diciembre según el calendario gregoriano. Pero a pesar de su origen religioso, esta fiesta es comúnmente celebrada por los no creyentes como una fecha dedicada a reunirse con los más allegados.

Por una u otra razón, la Navidad es un tiempo mágico. Es excusa para reunirse en familia, celebrar, regalar y regalarse. Y también es un tiempo lleno de simbología. El pecebre y, a pesar de estar en el hemisferio sur con altas temperaturas, no dejamos de poner el pino decorado, las luces decorativas, la corona de múerdago y siempre algún valiente que imita la nieve. Todo es parte de la puesta en escena de esta época del año.

Pero uno de los símbolos más clásicos de la Navidad es Papá Noel. También conocido como Santa Claus, es uno de los principales protagonistas de transformar la temporada navideña en un tiempo de magia e ilusión para los niños (y no tan niños).

La leyenda urbana dice que Papá Noel fue creado como producto de márketing de Coca Cola, pero la realidad es que el personaje sí existió en la vida real. He escuchado a algunos cristianos renegar de Papá Noel como personaje pagano que compite con la festividad cristiana y cuestionar la Noche Buena como momento para repartir regalos, quitando protagonismo a los Reyes Magos que sí están directamente relacionados con el nacimiento de Jesús. Pero la realidad es que Papá Noel tiene su origen en el cristianismo.

En el entorno del siglo II d. C. nació Nicolás de Bari en el seno de una familia rica de la ciudad turca de Patara. Tras la muerte de sus padres, decide repartir sus riquezas entre los más necesitados y convertirse en el sacerdocio, llegando a ser obispo de Mira. De ahí que fuera conocido como “el obispo de los niños”. Su muerte el 6 de diciembre de 345, cerca de la Navidad, lo convirtió en un personaje ideal para repartir regalos a los niños.

A lo largo de los siglos, la figura de San Nicolás se mezcló con otras figuras de la mitología y el folklore europeo, como el dios nórdico Odín, una personificación pagana de la Navidad, y la francesa de Bonhomme Noël. En el siglo XII, la leyenda llegó a Estados Unidos, donde se fusionó con la tradición católica de los migrantes holandeses que traían consigo la figura de Sinterklaas (San Nicolás). Allí se terminó de combinar con otras leyendas como la del poema estadounidense “La noche antes de Navidad” de 1823, dando lugar a lo que hoy conocemos como Papá Noel.

Fue recién a finales del siglo XIX, cuando un anuncio de Coca-Cola usa la imagen del personaje con su traje rojo y su barba blanca, que se vuelven populares.

Pero la Navidad es mucho más que Papá Noel y los regalos. Creyentes o no creyentes, la Navidad genera muchas cosas. El término proviene del latín nativitas, que significa nacimiento. Representa la esperanza de que todos tenemos la oportunidad de volver a nacer cada año, de perdonar a otros y a nosotros mismos y de darnos a los demás. Es la celebración de un profundo acto de amor, como lo hacía Nicolás de Bari.

A todos, creyentes o no creyentes, vayan los deseos de una muy feliz Navidad junto a sus seres queridos. Y de un renacer lleno de amor, aprendizaje y entrega a los demás.

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