Por más que las columneras sigan apilando carteles y afloren gurises repartiendo listas en los semáforos, buena parte de la campaña sucede en redes sociales. Y está bien. Los datos son contundentes: 50% de los menores de 40 años se informa de noticias a través de redes sociales, y los menores de 30 años lo hacen casi exclusivamente a través de TikTok. Si algo no aparece en TikTok, esa noticia no llega a ellos. Si usted está leyendo esta editorial, tal vez no forme parte de ese porcentaje, pero tal vez sí su hijo o su nieto.
La mediatización del discurso político en las redes sociales está desplazando el discurso político tradicional y ha generado un debate sobre cómo estas nuevas prácticas discursivas están transformando la política. Todos buscan el gen viral de las redes, algo que ya lleva 20 años en desarrollo. Joe Trippi, jefe de la campaña presidencial de Howard Dean en 2004, afirmó tras el triunfo de Obama: “No habrá ninguna campaña a partir de ahora que no intente construir una red social alrededor de ella”. Lo hicieron y ganaron: Barack Obama, Emmanuel Macron, Justin Trudeau, Donald Trump y el más reciente: Javier Milei.
Las redes sociales no solo han transformado el discurso político, sino también el comportamiento del electorado, especialmente el más joven. Los analistas políticos de La Argentina y el mundo se preguntan cómo fue que, en menos de dos años, se construyó un candidato viable, se creó un partido político y se convirtió en el más votado de la historia argentina con un discurso más que polémico. Milei ganó con el país empapelado de afiches del gobierno en su contra e incluso ganó en seis provincias que nunca visitó físicamente. La obsesión por viralizarse a través de la controversia no solo no perjudicó a los libertarios, sino que los puso en la presidencia.
Una campaña basada en un candidato que simplemente menciona un decálogo de medidas ya no parece viable; las nuevas generaciones no consumen televisión y se alimentan en base a impulsos dopaminérgicos a partir de actualizaciones sobre la vida de propios y ajenos. Milei se transformó en una fuente de contenido para un electorado joven que no se conmueve con la indignación actual. Ellos lo sabían, quien no lo sabía era su rival que a una semana del balotaje, le pedía que se bajara de la elección para luego perder por 10 puntos.
Ya sabemos: Uruguay no es Argentina. Aunque más de un candidato local haya cometido el error de contratar consultores foráneos que traen modas de otro lado a un país cuya idiosincrasia no conocen: una fórmula para perder. Todos sabemos que en Uruguay la regla debe ser siempre contratar locales y copiar a Vietnam que ganó por su conocimiento del territorio.
Pero algo está prendiendo en nuestros políticos, algo los hace pensar que tal vez haya ahí un camino viable a un electorado nuevo. Al menos son conscientes de que las reglas están cambiando. Los candidatos se muestran cocinando platos autóctonos, haciendo coreografías, embarrados hasta las rodillas... y acudiendo a las simplezas más rudimentarias posibles: “enFOCAte” y “Uruguay te Yama”. El más gracioso se mofa de que sus votantes entran en un ascensor y uno se burla de todos y se pregunta: “es divertido, pero ¿votar por estas cosas?” Ojo, tal vez sí.
La gran diferencia entre Facebook, Instagram y X (antes Twitter) comparadas con TikTok es que la plataforma china no tiene solo algoritmos reforzando nuestros consumos habituales sino que tiene humanos sugiriendo temas y tendencias dentro de la aplicación, “curando” contenidos y eligiendo cuáles son más relevantes según continente y país. Y al día de hoy hay más uruguayos usando TikTok que usando X / Twitter y por supuesto que hay cuatro veces más usando Instagram. Pero lo importante de la diferencia entre TikTok y X / Twitter es que la mayoría de nuestros políticos están convencidos de que es ahí donde se da la contienda política, en la arena tuitera.
Según la corte electoral hay 228.270 jóvenes que harán su debut en este proceso electoral y no son pocos, sobre todo si recordamos que 37.042 votos fue la diferencia por la que Lacalle Pou le ganó el balotaje a Martínez. ¿Quién eligió al presidente “meme” Javier Milei? ¿Fueron los trolls o fue el algoritmo? ¿Podría TikTok manualmente dirigir el voto joven en una elección? Todo parece indicar que sí. Ese es justamente el motivo por el cual EE.UU. aprobó una ley que obliga a ByteDance a vender TikTok a dueños que no sean de China antes de abril del 2025. Así que mientras nuestros candidatos siguen “la guerra de los chats” al ritmo que imponen los trolls en X / Twitter tal vez se están perdiendo la oportunidad de ganar con ese voto que hoy solo está en TikTok. Tómenlo como un POV (Point of View)... piense que soy solo un NPC (Non-Player Character). Y si no entendiste esto último, pregúntale al más joven de tu familia.