Tortas y fiesta

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Nuestros ancestros lejanos vivían en África- en grupos reducidos y aislados unos de otros. El punto de cohesión de las tribus y clanes eran antepasados comunes.

Si bien el aire venía dado gratis, para tener cobijo y alimentarse había que trabajar. Los hombres se dedicaban a la caza y la pesca y las mujeres por sus condiciones naturales cuidaban de la descendencia. Con el pasaje de los siglos y milenios en Occidente, se fueron construyendo institutos que con la evolución se hicieron leyes, y dieron lugar, con luces y sombras a la mejor experiencia de vida que conoce el planeta.

Contra esta realidad -hija de la evolución natural de la especie- se ha desarrollado una teoría que sostiene -más o menos- que los varones en realidad se juntaron y conspiraron, condenando a la mujeres a tener hijos y ser esclavas.

En 1991 líderes del socialismo y el populismo latinoamericano, tiranos incluidos, acordaron que había que destruir los valores que son base de las sociedades libres (Foro de San Pablo y organizaciones afines). Para hacerse del poder y hasta ahora no se conoce una sola experiencia exitosa para los pueblos de esta propuesta, a la que adhiere el Frente Amplio en Uruguay, sino por el contrario sociedades enteras hechas tierra arrasada. La consigna fue la de agregar a la promoción de lucha de clases económicas, la promoción del indigenismo (indios contra blancos), y particularmente la destrucción de la familia. Lo último comprende a la lucha de sexos, los unos contra otros, y la destrucción de la organización familiar, una realidad natural del ser humano, que no pierde vigencia a pesar de las dificultades que sobrelleva por las nuevas circunstancias.

En el tema viene haciendo punta la intendente de Montevideo Carolina Cosse. Lanzada a la lucha de sexos promoviendo un radicalismo feminista y otros afines, que ha pasado a ser su elán vital. Con estruendo y lluvia de dólares. Como la fiesta con la argentina Lali Espósito que se dice bisexual, y la brasilera Daniela Mercury que hace alarde de su matrimonio homosexual. Lo que es válido, muchas personas pueden vivir situaciones similares, aunque no merece ser mérito para impulsar la promoción artística. La Intendente pagó a estas cantantes extranjeras grandes honorarios -a diferencia de las artistas uruguayas que cobraron chauchas y palitos- todo como corresponde se paga con plata de Juan Pueblo. Los izquierdistas latinoamericanos saben hacer esto de maravillas.

¿Estamos en la puerta del enfrentamiento a muerte entre mujeres y varones? Lo que es seguro es que la gestión municipal es un factor de desintegración popular. Se olvidan que gobiernan para todo Montevideo. Lo último promovido por la Intendencia asociado al colectivo “Tortas al Bar” (sic) es una evento vinculado al arte lésbico. Se desarrollará en tres salas del Teatro Solís ¿Quién paga? (Juan Pueblo sabe). Es parte de la campaña proselitista de la Intendente.

Todo va dicho con respeto por las mujeres que responsablemente protestan, las personas con opciones sexuales diferentes y quienes por razones legítimas -compartibles o no- bregan sin fines de beneficio personal por cambios que sienten legítimos en estos temas. Son una parte del país. Nuestros padres fundadores y próceres para ello nos dieron República.

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