Un drama departamental

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Como es de público conocimiento el exintendente de Soriano Guillermo Besozzi, junto con otros seis jerarcas del mismo departamento, fueron imputados por corrupción. Como medida cautelar se le impuso arresto domiciliario con tobillera electrónica por 180 días.

Quien esto escribe, no ha tenido acceso al expediente, que, pese a su carácter de público, se encuentra reservado, solamente se sabe que a Besozzi se le imputan reiterados delitos de peculado, tráfico de influencias, concusión, omisión de denunciar delitos y abuso de funciones. De manera que nada se puede comentar sobre el fondo del asunto. Solo referirse a su pública repercusión con comentarios por parte de la Fiscal, el gremio de Fiscales, el Partido Nacional y el propio Besozzi, además de innumerables notas de prensa y comentarios en las redes.

Para el Partido Nacional que cerró filas en defensa de su correligionario el exintendente es víctima inocente de una conspiración política y su regularización (ya no se dice más procesamiento), presenta desvíos y sesgos políticos. Para la fiscal interviniente se trata del caso de un paisano que no respeta el orden normativo de la República. Para la asociación de Fiscales, todo se funda en una improcedente e indebida crítica a la Fiscalía con denuncias sin pruebas que conspiran contra la justicia nacional. Al hacerlo, como también reclama el Frente Amplio, se ataca la trinitaria separación de poderes, clave del sistema republicano de Gobierno. Mientras para otros, lo ocurrido es una muestra más de las debilidades de un sistema que permite a la Fiscalía, actuar a la deriva, sin designar, como corresponde al Jefe que la oriente y guíe.

Por último, dicho generalmente en voz baja y sin identificar claramente a su autor, todo deriva de una maniobra política para descalificar al Partido Nacional, de modo previo a las próximas elecciones departamentales. A ella, susurran otros, no sería ajena el hoy Prosecretario de la Presidencia y ex fiscal general Jorge Díaz, una figura tipo Rasputín que conspira en las sombras contra la institucionalidad de la República.

La realidad es que lamentablemente se dice demasiado, sin esperar, en calma, que ocurre con el proceso en marcha. Yo tengo la impresión que Besozzi es una persona amigable, que probablemente se dejó llevar por las potestades de su cargo, algo que en nuestro país, a él y a muchos, lo asemejan a un señor feudal, no por arbitrario sino por discrecional. De confirmarse los cargos eso no lo disculpa, solo lo pone en contexto. Un contexto que probablemente desconoció la Fiscal al actuar sin considerar la cultura y tradición del lugar donde ejercía su función.

No porque las leyes vigentes no deban aplicarse, sino porque en su ineludible interpretación para hacerlo, también intervienen las pautas y costumbres del medio. Prisión domiciliaria y tobilleras, de primera y sin declaración previa, no parecen adecuadas. Impresiona, como si la presunción de inocencia cada día valiera menos. El asunto admite además otro enfoque, mucho más profundo y con connotaciones atingentes a la filosofía del derecho, nos referimos a la separación de poderes y a la progresiva judicialización de la política y sus consecuencias. Algunas buenas y otras no tanto.

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