FRANCISCO GALLINAL

Hemos recorrido el camino hacia la elección interna defendiendo nuestros postulados y nuestro candidato a la Presidencia de la República, convencidos e ilusionados de alcanzar nuestros objetivos, pero siempre pensando en el día después, el del lunes 29 de junio.

Es esa la única forma de entender a las distintas etapas que conforman el periplo electoral como un todo; como un todo cuyo final es sustituir el próximo 1º de marzo al gobierno del Frente Amplio por un gobierno del Partido Nacional, pero que previamente requiere ir sorteando los distintos obstáculos con la necesidad imperiosa de mantener a la colectividad unida para enfrentar todos los desafíos.

La competencia interna que en forma tan intensa estamos viviendo en estos días, forma parte de la idiosincrasia del Partido Nacional y, encarada con esa madurez y responsabilidad lo fortalece y le da una enorme fuerza rumbo a las instancias de octubre y de noviembre. Y ayuda, claro que ayuda a generar confianza en la gente, y motivación en los dirigentes. Pero termina la noche del 28 para abrir paso a una nueva etapa.

El día después vamos a tener un candidato único de todo el Partido Nacional, al que vamos a acompañar con un equipo de gobierno que también va a estar integrado por representantes de todos los sectores, y vamos a impulsar un único programa de gobierno que pronto aprobará la Convención Nacional, con un contenido, con una visión de país, construida por el aporte de sus Movimientos.

Hoy tenemos la sensación que le estamos ofreciendo a la ciudadanía un proyecto de país integrador, abarcativo, acorde a las exigencias de los tiempos que estamos viviendo.

La próxima elección va a tener una característica diferente a todas las anteriores. Ahora todos hemos sido gobierno y, por consecuencia, la gente sabe que es capaz de dar cada uno. Se acabaron los mitos, las fórmulas mágicas, la promesa fácil. La ciudadanía sabe quién tiene el rumbo claro, quién ofrece mejores ideas para implementar, quién exhibe el mejor equipo para gobernar, quién cumple lo que promete, quién fue capaz de pensar en el día después de la interna y, por consecuencia, es capaz de pensar en el día después de la elección nacional.

Porque ese es el día después más importante de todos. El día después al de la elección nacional, en el que deberíamos pensar no solamente los blancos, sino todos los que aspiramos a construir. Cuando ya está el sagrado pronunciamiento popular, cuando se aplacaron las pasiones, y comienza el tiempo de dedicarse a hacer, a resolver, a decidir, a cumplir. Cuando hay que tener la capacidad de elevarse por encima de las pertenencias partidarias, y sin condicionamientos ni revanchismos, mirar al país como un todo, y a cada uno de los orientales como integrantes de un mismo proyecto, con iguales derechos.

El Partido Nacional, todo el Partido Nacional, ha encarado esta primera etapa pensando en el 29 de junio, y pensando también en el día después al de la elección nacional.

Ha cargado su mochila de mayores responsabilidades, pero ha logrado también crear una opción, una alternativa, capaz de obtener el gobierno y, lo que es más importante aún, ejercerlo con honor, sin rencores, y con capacidad de respuesta a las necesidades de la gente.