¿Y? Dale

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En el bolero Perdónala, de J. S. Matropiero, Daniel Rabinovich encarna a un hombre que expresa a sus amigos su voluntad de terminar una relación sentimental. Estos, interpretados por el coro de Les Luthiers, buscan convencerlo de que no lo haga.

El hombre insiste con argumentos cada vez más contundentes en favor de su decisión, que el coro desestima una y otra vez. La pieza transita en un jocoso ida y vuelta hasta que el protagonista revela que su mujer nunca le ha sido fiel. Semejante confesión deja al coro en silencio durante un breve lapso, en el cual sus integrantes cruzan miradas de desconcierto, evidenciando que la tarea celestina se ha complicado. El protagonista, entonces, sabiendo que los dejó sin argumentos, inquiere: “¿Y? Dale”, desafiando la capacidad creativa del coro para continuar la defensa de la pareja.

No obstante, los muchachos no se achican y arguyen que dicha infidelidad se consumó con “solo 20 hombres hasta ayer”.

El recuerdo de esta divertidísima pieza me lo trajo la postura de la izquierda ante las escandalosas elecciones en Venezuela. Las ansias por mantener viva una ilusión, llevó a algunas de las principales figuras del Frente Amplio a actuar como el coro de Les Luthiers, elucubrando pretextos de naturaleza tan bizarra como la de “solo 20 hombres” para justificar lo injustificable. La izquierda local, obligada por sus certezas a encontrar la manera de responder todos los “¿Y? Dale” que les ponen delante luego de cada noticia que llega desde Caracas, ha elucubrado sanatas insólitas que, de haber pasado por el tamiz de la sensatez, nunca hubieran sido expresadas.

Así, han pisoteado la dignidad y la coherencia en el ejercicio de justificar el “¿Y? Dale” que pide una explicación a la diáspora de 8 millones de ciudadanos venezolanos. También el “¿Y? ¡Dale!” que viene después de mencionar los sistemáticos abusos contra la libertad de prensa o los candidatos opositores proscritos; los cientos de presos políticos que colecciona la tiranía madurista; pobreza masiva y el hambre. Ni hablar del “¿Y? Dale” tras señalar la violación sistemática de los Derechos Humanos y los muertos por la represión. Incluso el “¿Y? Dale” más reciente, el que sobrevino inevitable luego de que Maduro se anunciara ganador de las elecciones y consumara el colosal abuso del domingo 28 de julio.

Pero ¿qué es lo que provoca la necedad de la izquierda respecto a la dictadura venezolana? ¿Es el miedo a aceptar el desencanto? ¿O es el terror a que la caída del régimen chavista acabe revelando verdades incómodas para la izquierda uruguaya? ¿Es pago de facturas? ¿Devolución de favores? ¿O simplemente que la democracia y la libertad de los pueblos les importa un comino y en cambio comparten la forma en que los venezolanos están siendo sometidos desde hace tantos años por un régimen autoritario y demencial?

Este columnista se inclina a creer que es todo eso junto. Mugre, mentiras y fracasos entreverándose en un mismo guiso, incomible para las personas libres.

¿Será que el coro de la izquierda que encarna a los amigos del tirano, logrará responder a todos los “¿Y? Dale” que provocan Maduro y su banda?

Conociendo la dureza de la piedra con que están hecho sus rostros, nada debería sorprender.

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