@| …“cuando empieza a amanecer, y a clarear el horizonte”…
Pasaron ya 14 años, y aquel clarear se transformó en el “no aclares que oscurece”. Luego de 4 o 5 años llega el: “se comienza a divisar el negro perfil del monte”… La opacidad ocupa hasta la fecha, aquella soñada claridad que hasta supuestamente traería luz, transparencia, cambios necesarios en un nuevo horizonte prometido, que lógicamente originó sueños y esperanzas de un futuro más potable, menos corrupto, menos “joda”, menos engañoso, en lo que a lo político-social se necesitaba.
Hoy, la oscuridad es mucho más que la luz de la transparencia prometida. El “Festejen uruguayos, festejen” brilla por su ausencia, salvo unos cien mil beneficiados por lo que antes se prometió combatir (amiguismo, clientelismo, corrupción, deshonestidad pública, acomodos familiares etc., etc.).
Aquello de que Colorados y Blancos eran exclusivamente los corruptos, llevó a pensar que “si se es de izquierda no se es corrupto”, y la corrupción fue y es el común denominador de esta última década. No solo en lo económico, en lo moral, en los engaños, las mentiras, los ocultamientos, en las insólitas justificaciones esgrimidas prematuramente a los juicios… o sea, el desprecio hacia la inteligencia (poca o mucha) del pueblo uruguayo, pasaron a ser las herramientas para intentar mantener ocultos negociados internos y externos, errores y horrores cometidos en nefastas gestiones.
“La honestidad, no pudo ser”; para que ella reine se necesitan más personas honestas.
Todos y todas -incluidos los 4 pretendientes sucesores del trono-, por acción u omisión, fueron partícipes de los hechos del gobierno progresista.
Como ex-frenteamplista desde su fundación, no me sorprende. Las personas suelen morir, y no siempre sus sucesores pueden estar a la altura ética, moral, humana y republicana de sus antecesores.
Nos queda crear y buscar una alternativa sólida y capaz, ante tanto mamarracho padecido.