@|Muchas personas me comentaron que habían agradecido por el pasado apagón, a nivel mundial, del conglomerado tecnológico de Zuckerberg: plataformas de mensajería, de redes sociales y buscadores en Internet.
Esto es una señal de que muchas personas están agotadas de tanta información y datos, que circulan, minuto a minuto, por la red de computadoras que usamos para trabajar, estudiar y divertirnos.
Además, actualmente hacemos "amigos" en lugares virtuales, que no son concretos, o sea, no ocupamos un lugar en un espacio determinado. De esta forma, perdemos los rituales, las reglas, normas sociales de interacción.
Gabriel Zurdo, especialista en seguridad informática, cree que ya hemos desarrollado una "pulsión tecnológica". Quiere decir que usamos los aparatos electrónicos de comunicación sin pensar, inconscientemente, como el acto reflejo de cualquier otro instinto, como el de vida, de muerte, o de reproducción.
La paradoja es que el sistema educativo en muchos países viene realizando cambios graduales para que los niños y adolescentes dominen más las disciplinas relacionadas con la ciencia y la tecnología. Pero esos conocimientos útiles para esos campos, no tienen aplicación en la necesaria "humanización" del ser.
Es contradictorio que dominemos la naturaleza y sus recursos, pero no consigamos controlar nuestros propios impulsos, como dice Gabriel Zurdo.
Por lo tanto, la educación de los jóvenes debe desarrollar una perspectiva humanista, que enfoque también la salud mental, el autocontrol.
Una educación que guíe a los niños a la convivencia en espacios concretos, donde se escuchen ideas diferentes. Y que puedan ser libres de la tecnología.