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Apuntes sobre la interrupción del embarazo

Mag. Álvaro Sánchez Balcewich | Montevideo
@|Nuevamente sobre la mesa la IVE (interrupción voluntaria del embarazo), comúnmente llamada “ley de aborto” o ley de “despenalización del aborto” en la nueva fase de expansión.

Parece que a 12 años de la promulgación de la ley, no fueron suficientes para tener los efectos esperados para prevenir un aborto. La idea era tener planes para que la interrupción de un embarazo sea para casos justificados por salud de la madre, casos de violación, malformaciones que fueran reñidas con una vida razonable. La educación era la herramienta sostenible (y nuevamente, razonable) para la prevención. Todo esto fue amparado tras bambalinas, por el sagrado derecho de la mujer a disponer de su cuerpo, lo cual no me parece mal desde algunos ángulos, pero cuestionable desde otros.

El Sr. Leonel Briozzo y su “felicidad pública” mediante la extensión de los plazos de la interrupción porque da tranquilidad evitando la angustia y terror del embarazo prematuro de los adolescentes, da por lo menos escozor. Sobre todo por la utopía del técnico, de llegar al modelo francés que pretende ese derecho a rango constitucional, o como en Canadá que no hay ley de aborto, sino que es tan simple como ir a sacarse una verruga.

Esta ley parece seguir exigiendo derechos y tener menos obligaciones, nada menos que con la vida humana. Mucho menos la exigencia de responsabilidades, que a esta altura deberían ser fuente común, luego de 12 años de pingües esfuerzos educativos, de obvio ausentismo o muy erradas políticas educativas o sociales a ese fin.

Desde otra óptica, este tema involucra a dos partes (dejo fuera toda concepción religiosa); una mujer y a un hombre que copulan por la razón válida que sea (no estoy yendo por los casos que sí pudiese aplicar la ley), y que de allí surge un feto, una vida, sobre el cual una de las partes resguarda el 100% del derecho sobre el mismo. La mujer tiene derecho sobre su cuerpo. Sin embargo, ¿por qué el hombre no tiene derecho sobre ese feto o futuro niño? ¿Tampoco le cabe la misma responsabilidad que la mujer? ¿Qué pasa si el hombre quiere tener a ese hijo? Creo que hubieron un par de casos a los cuales la ley les negó ese derecho de tener un hijo. Si el otro progenitor desea, y firma haciéndose cargo de toda la responsabilidad de tener al niño (pago de la salud del mismo hasta el nacimiento, y hacerse cargo del niño deslindando responsabilidad de cualquier tipo a la procreadora) para crialo, ¿por qué no le aplica el derecho a tenerlo?

Esto me trae a la vulgaridad de los casos contrarios, cuando la mujer quiere tener al niño y el hombre no, pero se lo busca por su responsabilidad y se le pone una pensión para la manutención (lo cual me parece muy bien). En este caso, el hombre tiene obligaciones y se las hace cumplir (juzgados, policía y hasta el BCU). ¿Por qué al revés no? ¿Por qué un hombre no puede ejercer su derecho a ser padre? ¿Por qué la mujer no tiene obligaciones sobre su feto, en los casos en que hubo consentimiento de disfrute, pero irresponsabilidad de no cuidarse?

Al hombre se lo ha tenido como buen proveedor familiar e inútil en los quehaceres domésticos y la crianza de los niños. Tradiciones y crianzas de otras épocas, en que la mujer mayoritariamente fue la educadora de los futuros progenitores. Por suerte toda tortilla se da vuelta, y hoy la mujer es tan o más proveedora que muchos hombres, y atienden todos los quehaceres, pero que los hombres también vienen asumiendo. Esa es la buena igualdad, en que ambos comparten en la familia todo, menos el tener al niño en el vientre (con sus consecuencias, está claro) y dar de mamar. Creo que ésta sería la “felicidad pública”, en que ambos son responsables, teniendo derechos y obligaciones de sus actos.

La propuesta de aumentar los tiempos para la práctica abortiva, el idílico aborto de rango “constitucional” o la “gestión sanitaria” del aborto como cualquier otra afección y sin ley regulatoria, y/o la extensión actual de los tiempos del aborto, parecen más a políticas de esterilización que a políticas de salud propiamente dichas. El mundo ha pasado y pasa procesos aberrantes de este tipo en que huelgan los comentarios.

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