@|En una carta publicada en Ecos, recientemente, titulada “La demora irresponsable”, hice referencia al emisor subacuático de Buenos Aires que está constituido por un enorme túnel de 12 kilómetros de extensión y de 4 metros 30 de diámetro que volcará las aguas cloacales de 4 millones y medio de habitantes y de miles de industrias de Buenos Aires en el Río de la Plata.
En la misma hice referencia a la afirmación del Presidente de la delegación uruguaya ante la CARP cuando sostuvo que esos desechos sólo podrían llegar a las costas de Colonia si cambiara el sentido de “la rotación de la tierra”, y contradije esa aventurada afirmación expresando que no tengo dudas, por el carácter estuárico del Río de la Plata y por la acción de los vientos de que es muy probable que elementos contaminantes emitidos por ese emisor subacuático lleguen a afectar las playas de ese departamento, a lo que agrego que también es posible que afecte las costas de otros ubicados al Este del mismo.
Con el Embajador Carlos Orlando hemos sustentado y publicitado hasta el cansancio, desde el año 2019, sobre la necesidad de efectuar un estudio de consultoría dirigido a verificar si el sistema de pretratamiento de esos vertimientos cloacales es eficaz para evitar una contaminación severa del Río de la Plata y a ese planteamiento se ha adherido un prestigio especialista como lo es el Dr. Juan Oribe Stemmer.
Nos hemos reunidos con el Ministro de Ambiente Adrián Peña que nos recibió cordialmente pero no ha pasado nada. Le explicamos que científicos de la talla del Dr. Daniel Panario grado 5 en cuestiones ambientales de la Facultad de Ciencias y otros especialistas han indicado que el sistema, que se está instalando en ese emprendimiento que volcará, al Río de la Plata, 2 millones y medio de metros cúbicos de esas aguas cloacales e industriales por día, no eliminan, por ejemplo, el fósforo y el nitrógeno, que son caldo de cultivo de las cianobacterias.
El Ministro de Ambiente fue al programa de TV “Esta boca es mía”. Habló de todo, pero no mencionó el emisor de aguas cloacales de Buenos Aires. Pensé que lo iba a hacer cuando Alejandro Camino habló de las cianobacterias en el balneario Santa Ana, pero no lo hizo y los panelistas no se lo preguntaron probablemente porque no tenían conocimiento de la gravedad del riesgo ambiental de este emprendimiento.
La obra continúa y está avanzada.
Este el momento de verificar si el sistema de tratamiento de las aguas a verterse es eficiente, para mejorarlo en su caso. Cuando empiece a funcionar, es decir, en 2022, va a ser tarde porque el vertimiento de esos millones de metros cúbicos de líquidos contaminantes no se puede parar.
Con el Dr. Oribe Stemmer y el Embajador Orlando estamos arando en el agua. Nadie nos escucha, nadie se interesa, por eso reitero lo afirmado en mi carta anterior. Si no se hace nada, si se concreta el riesgo que denunciamos y en virtud de ello, cuando el emisor empiece a funcionar y las cianobacterias invadan el Río de la Plata, se contaminen nuestras costas y playas y se reduzcan los recursos ictícolas, los funcionarios competentes de ambos países, incurrirán en culpa por omisión y en una fuerte responsabilidad política.