Atrapado sin salida

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@|La entrada a una nueva realidad argentina sin dejar de demostrar lo precario del arreglo y las extremas condiciones que le exigió la vice al supuesto presidente, están muy lejos de constituir la solución a sus problemas.

Como lo manifiestan dos obispos de ese país, que reúnen la condición de estar cerca del Papa y muy enchufados en la realidad del país donde viven y ejercen sus trabajos, el asunto ni siquiera plantea soluciones al drama que padece la gran mayoría de su población.

Solo ha sido una sumisión del "designado" a su "designante", como claramente lo deja por escrito la carta ultimátum que ésta le enviara y los hechos y dichos de sus adláteres que pusieron en evidencia quién y para qué se ejerce el mando.

Si no fuera que la situación es tan grave y hubiera millones de personas en tal apremio, todo sería una suerte de sainete del tipo del Lazarillo de Tormes, del Siglo de Oro. Pero en realidad viene a reiterar que ciertas aventuras sólo sirven a los que evaden la justicia usufructuando el poder.

Argentina es un país demasiado grande como para soportar lo que dice gobernarla. Y tendrá posiblemente la capacidad de superarlo. No será ni fácil, ni barato. Y por acá los amigos del "gobierno nacional y popular" seguirán siendo tan incapaces de reconocer que lo que en verdad los une es la sola ambición del poder.

Ha quedado al desnudo que esa relación sólo demuestra qué es lo que esconde. Y no es nada bueno ni prometedor. "Por sus frutos los conoceréis," o "Dime con quien andas y te diré quien eres", se ajustan a la verdad. ¿No le parece?

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