@|Todo amante del fútbol debe sentirse complacido con la vuelta de Luis Suárez a nuestro fútbol cotidiano; aunque sea partidario de cualquier otro equipo pues, entre otras cosas, ningún uruguayo puede olvidar aquel 19 de Junio de 2014 durante el Mundial de Brasil, cuando el salteño con dos goles arrodilló a aquella Inglaterra que lo tuvo jugando en el Liverpool F.C. durante tantos años.
Es que la crónica de aquel año nos mostró que muchos juzgaban imposible que se recuperara de aquella salvaje patada que el mediocre defensa galés, Paul Dummett, le propinó apenas un mes antes (11 de Mayo) en un partido por la Premier League en el estadio de Anfeld.
¿Hubo intencionalidad de sacarlo del Mundial brasileño? ¿Alguien se anima a desmentirlo?
No hubo siquiera tarjeta amarilla ni apercibimiento alguno por parte del árbitro. Y la prensa inglesa, sin duda muy en contra de Suárez por otras razones bien por fuera de contexto de lo que es el deporte, tampoco hizo mucha alusión al tema.
Entonces, aquellos dos golazos sonaron como una muy especial venganza con inmediatos ecos negativos en la misma FIFA que aprovechó aquel error de Suárez cometido contra la selección de Italia (el mordisco), para, en un hecho sin precedentes, expulsarlo del Mundial.
En este entorno se debe tener en cuenta múltiples hechos históricos donde el tradicional fair play inglés brilló por su ausencia, como lo fue cuando su ambigua negativa de venir a jugar el Mundialito de 1980 o el lamentable recuerdo del Mundial de 1966, donde se tejió una trama para sacar del torneo a los equipos latinoamericanos en una forma por demás grotesca.
Por todo ello: ¡bienvenido Luisito Suárez!