@|Jair Bolsonaro o Lula Da Silva, ¿quién gobernará Brasil a partir del 1° de enero de 2023?
Millones de electores brasileños, partidos en mitades similares, lo decidirán el 30 de octubre.
En Uruguay existen simpatizantes declarados hacia ambos bandos, como si fuéramos espectadores de un partido de fútbol del que no podemos influir en su resultado. Ciertos sectores y simpatizantes del FA manifiestan su apoyo a Lula, olvidándose de que cuando era presidente del Brasil hizo caso omiso a los reclamos del Dr. Vázquez, en su primer gobierno, para que se liberara el tránsito por los puentes que unen nuestro país con la Argentina y que el Presidente Kirchner había dispuesto su corte, luego de su conflicto con Botnia, que decidió instalarse en nuestro país al no aceptar las “condiciones” que le pretendían imponer allí.
En los tres países había gobiernos “populistas”, pero los problemas no eran por una mejoría en las condiciones de sus pueblos, sino por disputas entre sus gobernantes.
Argentina se estremece.
Su gobierno actual finalizará su mandato el 10 de diciembre de 2023. Mientras tanto, su administración bicéfala, con presidente sujeto a los mandatos de su vicepresidenta, se enfrenta a una situación económica y social extremadamente compleja, con una inflación que ronda el 100% anual, un tipo de cambio del dólar que entre el oficial y el informal se diferencian en 110%. A esto se le agrega una inactividad forzosa de ambas cámaras legislativas; en el senado por la voluntad de la vicepresidenta y en la de diputados por carecer de mayorías el peronismo. En cuanto a la justicia, se encuentra jaqueada por permanentes ataques del partido de gobierno, que buscan influir en su independencia para que la vicepresidenta no sea juzgada por diversos delitos de corrupción.
Las perspectivas para los catorce meses que restan hasta el fin del mandato constitucional son de permanente conflicto; y las del gobierno que se establezca, son las de enfrentar un ajuste económico-financiero de proporciones, que sectores enquistados en el poder sindical y empresarial no verán con agrado.
Uruguay padece.
Las condiciones externas tendrán su impronta sobre nuestro país.
Primero, las fronteras con nuestros dos vecinos tendrán directamente las consecuencias de los eventuales ajustes que en ellos se realicen, con efectos en el empleo y el comercio local. La evolución de la economía global se verá gravemente afectada por la guerra entre Rusia y las potencias occidentales situada en Ucrania. Los costos de este conflicto se derramarán sobre Europa, afectando a los países más pobres de África y Asia. Tanto Estados Unidos como China estancarán sus economías y América Latina recibirá su efecto.
Nuestro país tendrá un 2023 muy complicado porque la oposición enfrentará las reformas educativa y previsional como estrategia pre-electoral, agregado a que la producción agrícola-ganadera decrecerá por el impacto de la sequía y la caída de los precios.
En 2024, los salarios reales tenderán a recuperarse como promesa a cumplir por el gobierno actual, pero su vigencia no podrá mantenerse dadas las condiciones externas.