Dr. Henio Palomera | Montevideo
@|Según el Gobierno, la Caja Profesional está en crisis, sus reservas se agotarán en breve por lo que se deben tomar medidas en forma urgente. Pero el problema no es solo de recursos sino de administrar bien los existentes.
Varios miles de personas cursan anualmente niveles terciarios de educación, en Instituciones públicas y privadas, al final de los cuales reciben un título habilitante para ejercer una tarea determinada en forma profesional. Basta con una declaración de no ejercicio para quedar exonerado de los aportes a la seguridad social, siendo el único caso de pago voluntario de los tributos.
Mientras que el más humilde de los peones rurales o de las empleadas domésticas está en infracción si no aporta al BPS, hay profesores universitarios que declaran no ejercicio y no aportan a la Caja Profesional; como si los conocimientos que imparten hubieran nacido con ellos.
Debe existir un aporte mínimo y universal por el cual estén gravados todos los profesionales, otorgándose un año de gracia si se quiere ayudar a los que recién se reciben.
El IASS debe de ir a la Caja que lo genera pudiendo ir al BPS en el caso de que exista un excedente, medida que beneficiaría a todas las cajas paraestatales.
Los aumentos de jubilaciones y pensiones deben ser siguiendo lo dispuesto por el art. 67 de la Constitución, aplicado sobre la totalidad del rubro pasividades y distribuido mediante una cantidad fija e igualitaria para cada pasivo.
Si bien recibirán todos la misma cifra, será porcentualmente mayor para los que ganan menos; eso se llama justicia tributaria. El Directorio de la Caja mientras ésta dé pérdidas, debería se honorario.