@|El Uruguay que hoy habitamos debiera ser diferente al de nuestros ancestros, en infraestructura y servicios, adaptándose a los cambios que desde hace largos años sufre el clima regional. No es así.
En estos días, la naturaleza ha provocado diversos cataclismos en la vida ciudadana, culminados en graves desastres en gran parte del territorio nacional. Imprevisión.
Nadie asume responsabilidades, tan sólo, la culpa es del “cambio climático”. No estoy de acuerdo.
¿A quién, entonces, atribuimos las culpas? ¿A las Intendencias, a los Bomberos, al Ministerio del Interior o al de Medio Ambiente, a las papeleras y sus campos forestados o al Poder Ejecutivo? ¿Quién asume?
Todos tienen responsabilidades, porque durante largos años, cada uno en su área específica debieron ocuparse de los temas trascendentes, sin excusas, como temas prioritarios. Hay responsables.
Pero no ha sido así y todos, en su momento, prefirieron el parche, el remiendo a la solución definitiva. Nadie ha actuado con determinación, desoyendo la premisa que nos recuerda, que “es preferible intentar, aunque parezca inaccesible, lo justo y necesario, a tener que conformarse con lo comúnmente, fácil de alcanzar”.
Pero si en los deberes de un servidor público esa máxima debería ser su guía, siendo que la ciudadanía le ha conferido esa distinción cívica para que los represente, facilitando su bienestar, es justo pensar que se ha fallado en la responsabilidad de la gestión. Ineficiencia.
¿Quién responde a los damnificados por los incendios y quién a los propietarios de vehículos, de casas inundadas, con muebles y enseres domésticos perdidos, a quienes perdieron todo, viviendas precarias, humilde mobiliario y hoy están, literalmente en la calle? No hay planes.
¿Cuánto dinero se ha perdido en el activo ciudadano? Muchísimo.
Demagógicamente, con media verdad, el Banco de Seguros dice que pagará... ¿A quién, a cuántos? ¿A los pobladores de los asentamientos, a los trabajadores para quienes su vehículo es su herramienta de trabajo, a los pequeños propietarios de ganado?
Y la Intendencia de Montevideo, mientras, lleva colchones.
Creo que es hora de que la Política en su conjunto, todos los partidos, todos los políticos, todos los técnicos involucrados, asuman estos temas que, afectando la vida ciudadana, no pueden esperar más y “con la mira más alta”, sin dilaciones, sin excusas, pongan todos los esfuerzos en lograr prever soluciones a estos desastres, con acciones razonadas, estudiadas y ejecutadas con firmeza, eficiencia y probidad.