@|En agosto de 2017, la Ing. Cosse le daba la “bienvenida” a Uruguay al primer cable submarino de Internet propio y con satisfacción anunciaba, bombos y platillos mediante, que eso le posibilitaría a nuestro país “exportar banda ancha a toda América Latina”.
Recuerdo que vistas las imágenes de la ex presidente de ANTEL en las playas de La Paloma recibiendo al barco y, totalmente indignado, inmediatamente escribí una carta que muy gentilmente el diario El País publicó en este mismo espacio, en la que le solicitaba a la Ing. Cosse que antes de exportar banda ancha, me la pudiera vender a mí, que tanto la necesitaba.
Cómo se podría decir que estábamos en condiciones de exportar Internet, cuando ni siquiera la podríamos ofrecer a los habitantes de nuestro propio país.
Estamos ahora en octubre de 2022 y he visto notas de prensa en las que el actual Presidente de ANTEL, Ing. Gurméndez, anuncia, también con bombos y platillos, un acuerdo fantástico entre el ente que preside y la empresa Disney.
Y nuevamente me vuelve la indignación y más allá que se pueda valorar como muy positivo el acuerdo mencionado, me siento en la necesidad de volver a escribir otra carta con los mismos argumentos que la publicada hace 5 años.
¿Cuándo tendremos acceso a fibra óptica? Y no vivo en el “interior profundo”, mi casa está en Melilla, ¡a escasos 12 km de la torre de Antel!
Si para leer El País en la web me demora una eternidad en bajarlo, ni quiero pensar en conectarme para ver una transmisión de Star+.
Me da la sensación que para poder ver a Disney, lo más sencillo será tomarme un avión a Orlando.