Néstor Lioret | Montevideo
@|Dice un proverbio alpino: “si se te enfrían los pies, abrígate la cabeza”.

Nuestros vecinos argentinos, a pesar de haber recortado fuertemente los gastos del Estado y venir de una importante crisis económica, han adquirido un conjunto de aviones F-16 que vienen a suplir la falta de equipamiento que sufrían desde la desprogramación de sus Mirage.

Junto con este equipamiento, y en un guiño estratégico desde el Norte, recibirán entrenamiento, intercambio y más equipamiento, incluido un robusto avión para operar en la Antártida.

Así como cada dólar pagado por una vacuna nos devuelve de 15 a 26 veces su valor, sería interesante que se cuantificara el retorno de cada dólar puesto en una aeronave interceptora para la Fuerza Aérea Uruguaya.

Imaginen ahora el dilema que se le plantea al aeronarco: debe elegir entre confrontar al CINDACTA brasileño y sus F-5, Supertucano (¡teléfono, Uruguay!) o los nuevos SAAB, aviones de última generación; o pisar espacio argentino donde se puede elegir desde los modestos Pampa, hasta A4R o los Fighting Falcon. O desafiar a nuestra esmirriada Fuerza Aérea.

¿Por dónde intentarán pasar su veneno, con su estela de corrupción, infelicidad y muerte?