@|El distinguido especialista en temas marítimos y ambientales, Dr. Juan Oribe Stemmer, en su columna Enfoques y bajo el título “Inexplicable”, vuelve a referirse al emisor subacuático de aguas cloacales de Buenos Aires.
Y, con la ponderación que lo caracteriza, destaca cómo el proyecto de una enorme envergadura fue aprobado en 2009 en el seno de la CARP por la delegación uruguaya y tuvieron que pasar casi diez años para que dos diplomáticos (refiere al Embajador Carlos Orlando y al suscripto) comenzaran a cuestionar y a advertir sobre el enorme riesgo potencial contaminante de este emprendimiento; e insiste en la necesidad de establecer controles eficaces constantes y de largo plazo luego que la obra entre en funcionamiento. Termina su columna el Dr. Oribe Stemmer manifestando: “Cuando mayor la demora en actuar, más débil será la posición uruguaya”.
Cuando de nuestras publicaciones surgió la posibilidad de que el emisor subacuático pudiese contaminar las costas de Colonia, el presidente de la delegación uruguaya ante la CARP afirmó: que los desechos podrían llegar a las costas colonienses sólo si cambiara el sentido de “la rotación de la tierra” u ocurriera “un tsunami fantástico en el Océano Atlántico para que las aguas dieran una vuelta en U”. Esa afirmación, es un síntoma claro del desconocimiento de las corrientes y contracorrientes que operan en el Río de la Plata por su carácter estuárico y por la acción de los vientos. Una fuerte y prolongada sudestada no tenemos duda alguna que podría aportar elementos contaminantes del emisor a las costas de Colonia.
Posteriormente la delegación uruguaya ante la CARP fue mutando su posición reconociendo la necesidad de un monitoreo eficiente de este emprendimiento una vez que el mismo comenzara a funcionar e incluso se mencionó un acuerdo con la Facultad de Ciencias para analizar este complejo problema.
Con el Embajador Orlando apoyamos lo que sustenta el Dr. Oribe con un monitoreo similar al que realiza la CARU en el Río Uruguay y también apoyamos lo que pueda aportar en esta materia la Facultad de Ciencias de la UDELAR. Pero hacemos hincapié en que, lo que se debe controlar ahora, sin pérdida de tiempo, es si el sistema de pretratamiento de las aguas cloacales e industriales que se está instalando en este emisor es eficiente y permitirá diluir elementos orgánicos y químicos contaminantes como lo ha negado el eximio Catedrático de medio ambiente de la Facultad de Ciencias Dr. Daniel Panario.
El momento de verificar lo que antecede es ahora, porque daría tiempo para mejorar el sistema que se está instalando en esta materia para filtrar adecuadamente las aguas cloacales e industriales que se van a procesar antes de ser bombeadas al emisor. Porque, si esperamos a que empiece a funcionar y se comprueba una severa contaminación, será tarde, porque no se va a poder parar, quien sabe por cuánto tiempo, los dos millones y medio de metros cúbicos de vertimientos que diariamente se van a volcar en el Río de la Plata a través del mismo.
Sólo un análisis ambiental independiente, (que debería estar financiado por el Banco Mundial, que puede tener responsabilidad en el caso que se verifique un enorme impacto contaminante una vez que el emisor empiece a funcionar), nos podrá indicar si es necesario aumentar la eficacia y alcance del sistema del pretratamiento que se está instalando en este emprendimiento.
Si no se hace nada, si se concreta el riesgo que denunciamos y en virtud de ello, cuando el emisor empiece a funcionar y las cianobacterias invadan el Río de la Plata y se reduzcan los recursos ictícolas, los funcionarios competentes de ambos países, incurrirán en culpa por omisión y en una fuerte responsabilidad política.