@|Desconozco si existe un grupo de sordos que se preocupe por sus derechos y por la cultura.
Cada día, las compañías productoras de programas de TV, en su búsqueda de mayores audiencias, doblan al español más programas. Entiendo la búsqueda de más clientes intentando satisfacer a aquellos que no tienen una lectura comprensiva rápida y no pueden leer los subtítulos.
Muchos ciudadanos hemos desarrollado una buena capacidad lectora y nos entretuvimos de niños leyendo a Julio Verne, a Salgari. Nos sentíamos inducidos por nuestras maestras que decían: “Donde existe alguien que lee, existen seres que piensan. Y donde es así, esa parte del mundo será mejor”.
Mis maestras de 5° y 6° de escuela nos obligaban a leer durante nuestros fines de semana y el lunes nos llamaban para que explicásemos lo leído, así fuese un minilibro o un capítulo de una obra extensa. ¿Imagina el lector un film de Laurense Oliver doblado? ¿O a Rex Harrison en Pigmalion recitando el trabalenguas en español? Nos llevan a perdernos el acento particularísimo de H.B. o la voz cansina de Gary Cooper.
Quiero plantear ante quien sea mi protesta, por el daño y la desconsideración de quienes ponen el interés comercial sobre el desarrollo de la sociedad.