Dos damas de hierro

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@|A través de la historia de la sociedad, el rol de la mujer se ha ido transformando hasta llegar al día de hoy, en que, actuando tanto en el ámbito del núcleo familiar como en el laboral, se debaten entre la procreación y la administración del hogar y la necesidad de crecimiento personal, lo cual hace que merezcan todo nuestro respeto, admiración y apoyo.

En estos últimos tiempos han adquirido destaque a través de los medios las actuaciones de dos mujeres uruguayas, la senadora Graciela Bianchi y la escritora Mercedes Vigil, por su acérrima defensa del sistema democrático republicano y su oposición a las dictaduras izquierdistas latinoamericanas (Cuba, Venezuela, Nicaragua); lo que les ha valido ser blanco de críticas de parte, aunque no exclusivamente, de la oposición y el periodismo de izquierda.

Su combatividad y rebeldía dan razón a los artistas que han empleado la figura de la mujer para simbolizar valores superiores como la libertad y la justicia, o como el caso de Marianne personificando la República Francesa y su Revolución.

Johann W. Goethe dijo: “el hombre yerra tanto como lucha”, lo mismo le cabe a la mujer, y en este caso me refiero a G. Bianchi y M. Vigil, y vaya si luchan, en el buen sentido de la palabra.

La columna del viernes 21 de enero, en El País, del Dr. Leonardo Guzmán, “Ni ebrio ni dormido”, hace referencia a estas dos mujeres, pero no para destacar sus merecimientos sino marcar desaciertos cometidos en el fragor de la lucha por la libertad y la democracia que llevan adelante.
En el caso de la senadora me permito opinar que el error de ella fue el de adjudicar intencionalidad a las actuaciones erradas del juez de concursos de la causa de Casa de Galicia, cuyas consecuencias provocaron un caos en la prestación del servicio de salud de la mutualista. Me baso en decir lo anterior, en una frase del propio columnista que empleó el 19 Noviembre 2021 en la columna titulada “Zozobra en la Justicia”: “El Derecho no debe romper la arteria espiritual que lo liga al sentido común”, dado que no se trata de aplicar la ley a ojos cerrados, bastaría un programa informático más o menos sofisticado para hacerlo de esa manera, allí es donde el sentido común debe intervenir, dado que no se trataba de cualquier empresa comercial donde se declara el concurso, se designa un síndico y se liquida.

De nuevo el error de Bianchi fue adjudicar intencionalidad a un desgraciado error de la Justicia, de los muchos a los cuales nos tiene acostumbrado y que el propio columnista se ha encargado en denunciar.

En lo que respecta a la Sra. Mercedes Vigil, haciendo referencia a un audio “privado”, reitero, “privado”, donde se refiere a desaciertos del Presidente de la República, entre otras cosas, hace mención a acciones que, a su criterio, debió efectuar y que evidentemente se apartan del marco legal vigente, junto con otras que sí saltan a la vista como totalmente encuadradas en el marco normativo de nuestro país, llámese derogación del inconstitucional decreto que hace hereditarias las pensiones reparatorias a terroristas, o envío al Poder Legislativo de un proyecto de ley restableciendo la caducidad de la pretensión punitiva del Estado.

De nuevo, al decir de Goethe: “la mujer yerra tanto como lucha”.

Si bien respeto y admiro el apego al Derecho del Dr. Guzmán, no he podido dejar pasar la oportunidad de interceder por dos damas que, sin medir consecuencias, defienden los valores que han hecho a nuestra nación libre y soberana de cualquier poder o ideología foránea.

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