@|El pasado domingo 27/3, nuestro país vivió otra jornada histórica, en su muy rica sucesión de acontecimientos que han fortalecido y fortalecen nuestro sistema democrático de gobierno.
Este ejercicio democrático -de singular valía y objeto de elogio dentro del concierto latinoamericano- dio como resultado el triunfo de la sensatez y la razón y los 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración, resultaron confirmados. Nuestra Constitución Nacional, consagra la pertinencia de este ejercicio de democracia directa como es el Referéndum, instancia en que la ciudadanía, en ejercicio de su soberanía, se pronuncia sobre la consulta que se somete a su consideración.
Y una vez que el soberano se pronuncia, dentro de las formalidades que la Carta Magna y la Ley establecen, tendrá que acatarse el resultado de la mayoría y todo vuelve a su cauce, cada quien a sus tareas y a sus cosas.
La agenda de gobierno continúa. Y por más que quienes promovieron esta instancia, argumenten las defensas más increíbles de su posición y busquen vestir el resultado como si de una “victoria” se tratase, no hay “quince minutos” más que valgan; la mayoría ciudadana ha dado su veredicto y éste debe ser respetado, guste o no guste.
A nadie puede caberle una duda de que se trató de la utilización de este mecanismo, para realizar una suerte de pulseada con el gobierno de la Coalición Republicana y mientras… se logró -para quienes justificaban su accionar en lograr la derogación de esas disposiciones legales muchas de las cuales habían votado en el Parlamento- la movilización de la militancia, tan alicaída desde que no lograran el ansiado cuarto período de gobierno y fueran derrotados también en el balotaje.
Todo ello con una particularidad no menor, siguiendo el impulso del PIT CNT, sí, el mismo conglomerado o brazo sindical del Frente Amplio, que promoviera un “caceroleo” al comienzo de la emergencia sanitaria por la pandemia, cuando el gobierno nacional apostó por la libertad responsable y no aceptó imponer la cuarentena obligatoria…
Que el lector saque sus conclusiones. Consiguieron la excusa perfecta para ejercitarse y mover a sus adherentes y estos a sus simpatizantes, en una clara oposición al gobierno.
Al parecer, escrutados los votos observados, la distancia entre las dos posiciones es bastante mayor, pero si bien importa conocer ese dato, ya no es relevante. Por la sencilla razón que, si así fuera de un voto la diferencia, la mayoría de los habilitados para votar se pronunciaron por la no derogación de los artículos en cuestión.
Esto no habilita en modo alguno a impulsar una suerte de coparticipación como infundada y erróneamente pretenden desde el conglomerado opositor.
La Ley N° 19.889 ha quedado firme en su totalidad y sus efectos; lejos de ser perjudiciales, están arrojando resultados más que positivos en las distintas áreas en las que se aplica, en favor de los derechos y de las libertades de la ciudadanía.
Y nada menos que de eso se trata: de la vigencia de derechos y libertades de quienes habitamos este suelo, incluso de los derechos y libertades de quienes han intentado oponerse a este gobierno desde el vamos y pese a que no lo reconozcan, también se benefician con sus disposiciones.