Dr. Carlos María Schroeder Gastelumendi, Médico Neurólogo, Médico Internista, Médico Docente Colaborador Honorario de la Facultad de Medicina, UDELAR
@|Desearía me publicaran esta carta para hacer consideraciones acerca de la expresión del Dr. Briozzo, de que “el aborto da felicidad pública”. El término “felicidad” seguramente tiene amplias acepciones e interpretaciones, pero el pensamiento humano filosófico y de otras corrientes tienen consenso en relacionar la “felicidad” del ser humano con la búsqueda ó realización del bien, algo bueno.
¿Es el aborto algo bueno? Apelamos a las palabras de nuestro extinto Presidente Tabaré Vázquez, quien, en 2008, al vetar la ley del aborto expuso los siguientes fundamentos: “Es erróneo y contra el sentido común calificar el aborto como un acto médico. La Ciencia ha demostrado claramente con los estudios además del ADN humano, que la vida humana empieza desde la concepción, y los países donde el aborto es legal, la práctica se naturaliza e incrementa notoriamente. El criterio para proteger una vida humana no puede ser su utilidad ó el afecto que despierta en otros, sino el valor intrínseco de su misma existencia. El aborto no es un acto médico y es una ley contraria a la Constitución y a los compromisos internacionales adquiridos por el Uruguay (Pacto de San José de Costa Rica)”. Tales las contundentes expresiones del Dr. Vázquez que suscribimos en su totalidad. Ahora, hagamos un breve repaso histórico del aborto:
a) Se legalizó por primera vez en la Rusia Soviética Revolucionaria de Lenin, en 1920. Alexandra Kolontay, única mujer que integraba el Consejo Revolucionario, lo implementó y llevó a cabo. Años después, debieron prohibirlo porque la Nación Revolucionaria se iba a pique.
b) En la década del 70’, muchos países europeos (Francia, Alemania, España) legalizaron el aborto. España hoy en día encuentra que la tasa de natalidad de su población es tan baja que está por debajo del recambio generacional. Al igual que Francia, ve como existe una gran inmigración musulmana que no practica el aborto, y le cambia en poco tiempo la cultura.
Una cosa fue el año 2012, en que se aprobó el aborto en Uruguay, y muy otra es la realidad histórica actual del 2024-25; donde Argentina va a derogar el aborto, donde en Brasil no hay aborto generalizado, y en EE.UU. estará el recién asumido Presidente Trump, quien eliminará los miles de millones de dólares de apoyo federal a instituciones como la “Child Planet Parenthood” que recibían esos jugosos aportes para promover políticas masivas de control de natalidad y aborto. Muchas fundaciones subsidiarias de muchos países que se dedicaban a lo mismo, verán que su “felicidad pública” se les termina al no recibir más esas cuantiosas sumas.
En Uruguay, según el último Censo, nuestra población está estancada, con pocos jóvenes; y han cerrado centros de Atención a la Infancia como los CAIF y los profesores de Secundaria se quejan de que no hay grupos, porque, sencillamente, nos hay jóvenes.
El aborto no es motivo de “felicidad” ni para la madre, que elimina a su hijo porque no le han dado otra solución alternativa como la adopción; que se agilizó mucho con la LUC en los últimos años. Tampoco es motivo de “felicidad” para el niño que no nace, al cual se le impedirá ser feliz como ser humano, ser querido y ser útil al país. Y todo esto sin mencionar las serias consecuencias psicológicas y psiquiátricas que se ven en las parejas que han abortado; muchas con depresión severa y tendencia suicida, de las que nos pueden dar detalles muchos Centros de Apoyo a la Mujer que trabajan en todo el país. Por tanto, no parece en absoluto que el aborto “de felicidad pública”, más bien todo lo contrario; y la tendencia regional y mundial está actualmente tendiendo a revertir la realización de abortos.
Creemos que la expresión del Dr. Briozzo ha sido nada feliz, y nos llama poderosamente la atención que la preocupación en Salud Pública de un prestigioso Grado V de la UDELAR, como es el Dr. Briozzo, sea ésta que ha expresado.