@|Cuando uno proyecta la realización de determinado emprendimiento, siempre es bueno escuchar la otra campana. El hacerlo permite tener una visión más completa de la viabilidad del mismo y de ese modo poder tomar una decisión más acertada. Lamentablemente, hay campanas que suenan más que otras y hay algunas que no se escuchan porque son de palo.
Eso es precisamente lo que me ha sucedido a mí con las campanas que he querido hacer sonar durante el gobierno anterior y durante el presente, al que he votado, puesto que mis campanas parecen ser de palo…
Oportunamente, sostuve que el puerto de aguas profundas, promovido por el Presidente Mujica era inviable y que también lo era Gas Sayago y la regasificadora.
Más recientemente he sostenido que la Hidrovía del Río Uruguay era de muy difícil concreción, que el emprendimiento de los buques Alianza del Plata, Provincias Unidas y Paysandú, en ese curso fluvial, iba a fracasar y lo mismo estoy sosteniendo respecto al puerto en el arroyo Itapebí.
En cuanto al puerto pesquero de Capurro sostuve la inconveniencia de su construcción pero allí está, como la puerta de Alcalá… sin oferentes ni interesados en asumir la concesión para explotar un emprendimiento que ha costado más de 110 millones de dólares y respecto al cual he sugerido dos alternativas de cambio de destino, una de las cuales sería el que se le quiere dar al Dique Mauá.
En una carta publicada en Ecos, dije que esa alternativa podría estar dada por la concesión de esa terminal portuaria para desarrollar allí un puerto fluvio-marítimo donde pudieran operar las naves de Buquebus y los cruceros marítimos con todas las instalaciones y comodidades que requiere la recepción de turistas y agregué: “incluso se podría pensar, por el concesionario, en generar un verdadero paseo turístico, con free shops, boutiques, restaurantes, etc. en ese lugar”.
Pero ahora, se vuelve a insistir con el proyecto del dique Mauá, endilgándole al Ministro Falero una nueva negociación con la firma inversora que implicaría para el Estado uruguayo una erogación de más de 150 millones de dólares, según mi estimación, porque implicaría el reciclado de los galpones abandonados, la construcción de un edificio que opere como terminal de pasajeros y sobre todo una costosísima escollera de protección con el dragado necesario.
Si tenemos en cuenta que es un proyecto que ha sido criticado por la Asociación de Arquitectos, que tiene una franca y firme oposición de los vecinos de la Rambla Sur y sobre todo, que el gobierno no dispone del dinero para enfrentar la inversión que debería hacer de seguir con ese emprendimiento: ¿no valdría la pena estudiar la alternativa del puerto Capurro?
Reitero, soy consciente de que mis campanas son de palo, pero los 60 años que tengo de vinculación con los temas marítimos y portuarios, el convencimiento de que el Ministro Falero está haciendo una excelente labor y que es un hombre ponderado e inteligente que sabe escuchar a los que no piensan como él, me han inducido al planteo que antecede.