Roberto Alfonso Azcona | Montevideo
@|No considero negativo que una persona lea su discurso, lo complemente con recursos audiovisuales o lo improvise aprovechando su facilidad de palabra. Estas son prácticas normales y en cada caso será el contenido el que aporte verdadero valor a quien se encuentre sobre el escenario.
Lo que sí resulta inaceptable es el engaño hacia la audiencia, fingiendo libertad de expresión y movimiento mientras se utiliza un sistema de monitores para seguir un texto pre escrito. Nos venden la imagen de un gran orador que cautiva a la audiencia, cuando en realidad está leyendo un guión preparado por otros, diseñado para manipular los sentimientos y presentar una imagen falsa de liderazgo. Este supuesto líder no es más que un títere manejado por los hilos de la ambición y los intereses ocultos de un poder en las sombras.
Un claro ejemplo de esto es Orsi, cuya compañera de fórmula actúa en la misma línea, apelando a la lástima y hasta incurriendo en torpezas evidentes como el uso incorrecto de una muleta. Saben que los seguidores fanáticos creerán cualquier montaje, por más burdo que sea.
Esto es lo que el Frente Amplio nos ofrece: mentiras, engaños y traiciones que convierten a sus seguidores en simples marionetas de una narrativa cuidadosamente manipulada.