@|¿Quién no ha subido un repecho, una loma? ¿Verdad que cuesta hacerlo, que a unos les da más trabajo que a otros? A veces por las condiciones físicas, otras por las mentales o por cuestión de voluntad. Pero una vez que se llega a la cima y el horizonte se hace visible hacia abajo, uno se siente mejor, porque ahora será más fácil seguir avanzando…
Algo parecido percibimos ahora, con lo que nos ha tocado vivir con el coronavirus. Hace once meses empezábamos a transitar cuesta arriba con la más absoluta incertidumbre sobre lo que nos podía ocurrir como individuos, familia, entorno poblacional, país, continente o mundo entero.
Y empezamos a caminar en nuestro país, con poca luz, con mucha incertidumbre pero, sobre todo, mostrando madurez a la hora de tomar decisiones, para seguir el camino menos riesgoso.
El vecino de al lado decía que había que quedarse quieto, encerrado, inclusive cerrando los cuartos para que no pasaran de uno al otro. Gente de acá los apoyaba batiendo cacerolas, porque entendían que eran actitudes de hombre “Maduro”. El vecino de arriba, por el contrario decía que había que salir y sambar al son de las “Trump-etas”.
¿Qué hacer por casa?
A alguien se le ocurrió que había que observar lo que hacían en otros “edificios” y para ello, juntó a unos “cerebros” para que se ocuparan de estudiar y aconsejar las medidas más convenientes para lidiar con el problema sanitario y económico. Así se crea el “Grupo Asesor Científico Honorario (GACH)”.
Creo que los aportes brindados por estos científicos han sido palpables y nos ha permitido mantenernos en un nivel relativamente bajo, tanto en los perjuicios sanitarios, como en los económicos derivados de este virus a nivel mundial. Su trabajo silencioso, dedicado, efectivo y honorario nos ha servido de guía para subir esta cuesta arriba y debe ser reconocido por la sociedad uruguaya.
Queda un largo trecho por recorrer, pero ahora aparece como en una pendiente descendente para volver al nivel que estábamos antes o inclusive para mejorarlo.
A estos alrededor de cincuenta científicos debemos, como sociedad, expresarles nuestro reconocimiento. El mismo debe ser acorde con su esfuerzo desinteresado y patriótico, más allá de ideologías partidarias – a lo que tan propensos estamos últimamente – y debería llegar a algo más que palabras de agradecimiento.
Espero que el Poder Ejecutivo, que es quien ha estado usufructuando de sus insumos, promueva acciones en ese sentido.
Es un momento de agradecimiento, de reconocimiento hacia compatriotas que han trabajado, han usado su tiempo, su esfuerzo, sus conocimientos y sus contactos en favor de todos nosotros.