¿Es la oposición que merecemos?

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@|Luego de escuchar varias veces las expresiones de referentes de la actual oposición me pregunté: ¿por qué ese tono, esa actitud invariablemente agresiva, ese oponerse a todo constantemente, no hay lugar para el diálogo entre quienes procuran el bienestar del Pueblo?

Recordé algo que había leído sobre las consecuencias de la violencia transmitida sistemática y cotidianamente a través de los medios masivos de comunicación.

Cuando uno, sin desearlo, se satura con noticias e imágenes relacionadas con muertes violentas, con escenas de gran ferocidad, sin darse cuenta termina habituándose al punto de transformar la noticia en un escenario lejano, de convertirse en consumidor involuntario.

Esta instancia, aparentemente independiente e inocua, genera una nueva manera de reaccionar ante el sufrimiento ajeno. Hay, con el tiempo, una suerte de merma del impacto que ese sentimiento genera, una natural y progresiva insensibilidad.

¿Cómo vinculamos este proceso con las manifestaciones de los integrantes de la oposición?

Así como es más fácil relacionarse con alguien hablándole en un idioma común, conquistar la adherencia de los disconformes (que nadie duda sobresalen en nuestra sociedad) se logra recurriendo a un lenguaje (bien recibido por ellos) en donde se presentan situaciones caóticas amparadas en imágenes ficticias aceptadas por quienes quieren creer en ellas.

Hay un sutil proceso (por parte de ese grupo ideológico) en donde se trivializa la desdicha de ciertas personas mediante el recurso de repetir una mentira por parte de quienes carecen de la capacidad de evaluar ética, moral o religiosamente las consecuencias de tales actos.

Tan internalizado tenemos esa actitud que llegamos a atribuirla como la normal práctica política.

Lo triste de todo este asunto es que ya no “se pierde el bosque por un árbol” sino “ni siquiera se detecta la rama por una hoja”.

Todas las batallas (como la iniciada por esta oposición) generan bajas y mientras tanto el país pierde la oportunidad de sobrevivir.

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