@|Si bien en marzo de este año se flexibilizaron algunas medidas en materia de protocolos, siguen habiendo enormes diferencias de criterios.
Diferencias que no prevén en ningún momento la situación familiar que ronda al niño. Como padres (y sé que no hablo por mi misma ya que es un sentir común) entendemos que se prevé solo el tema epidemiológico en tanto no se acompaña desde otras áreas todo lo que trae aparejado.
Sin ir más lejos, cito nuestra propia situación: se nos comunica del centro educativo que hay un alumno con test covid positivo de la clase de uno de mis hijos. Medida: controlar a los niños de la clase por la posibilidad de aparición de síntomas (síntomas que son fácilmente confundibles con otras patologías propias de esta época como las alergias estacionales). Los niños continúan asistiendo a clase. Ante la confirmación del segundo caso, la situación pasa a ser considerada por protocolo como un brote, se aísla al grupo.
Los padres vamos comunicándonos con los prestadores de Salud y volvemos a encontrarnos nuevamente con que cada mutualista baja el protocolo a su manera; así las cuarentenas oscilan entre 12 y 14 días si el niño tiene síntomas y 5 o 7 si no.
El centro educativo sigue al pie de la letra las indicaciones que le dan las autoridades.
La realidad de los padres no acompaña los plazos de cuarentena. Si bien muchos teletrabajamos durante alguna de las fases más problemáticas de la pandemia, hoy eso ya casi ni se considera (y esto incluye al Estado) con lo cual la única forma de cuidar al niño pasa por la solicitud de licencia anual para cubrir los días que el niño necesitará asistencia, una gran paradoja que a nadie parece interesarle.
Considerando además que se ven casos de contagio en niños vacunados (que en este caso son varios) inclusive que la supuesta inmunidad prácticamente no existe porque algunos de los contagios se dan al mes o mes y poco de haber cursado la enfermedad, la situación se vuelve mucho más complicada tanto para el niño que vive en una cuarentena permanente, como para los padres que más temprano que tarde terminan gastando su licencia sólo para cuidar a sus hijos.
Habiendo hoy tanto trabajo interdisciplinario entre los Ministerios, ¿no se podrían rever los protocolos y a su vez generar dinámicas que sean obligatorias y que permitan, en la medida de lo posible, atender estas situaciones permitiendo el teletrabajo o bajo una licencia especial?
La bajada a tierra de esta situación es más que necesaria y debería revestir carácter obligatorio para que todos tengamos las mismas condiciones para cuidar a nuestros hijos.
Esperamos soluciones a la brevedad porque el plazo hablado por la prensa para analizar las medidas (Semana Santa) está muy lejos.