José Dapiane | Montevideo
@|En nuestra sociedad diversas profesiones ofrecen servicios esenciales que implican transacciones económicas significativas. Un carpintero construye e instala un placard en una casa y cobra $35.000. Un oftalmólogo realiza una operación de cataratas y percibe $180.000. Un albañil, junto con su ayudante, repara la vereda de un edificio por $140.000. ¿Qué tienen en común estas actividades? Ninguno de los tres emitió factura.
Esto implica que no se generó IVA, y en el caso de la vereda tampoco se realizaron los aportes al BPS. Además, se redujo el pago del IRPF o IRAE de los empresarios involucrados.
En Uruguay se estima que la evasión del IVA oscila entre un 23% y un 28%, según datos manejados por distintos gobiernos.
En lugar de discutir recurrentemente sobre la necesidad de subir impuestos, ¿no sería más efectivo crear un Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) dedicado a diseñar estrategias para reducir esta evasión fiscal? De esta manera, no seguiríamos cargando siempre a los mismos contribuyentes con mayores tributos.
El Estado tiene a su disposición herramientas de cruzamiento de datos que, bien utilizadas, podrían disminuir este porcentaje al menos a la mitad. Algunas ideas preliminares podrían incluir:
Carpinteros: las empresas que venden madera podrían informar automáticamente a la Dirección General Impositiva (DGI) sobre sus ventas, permitiendo verificar si estos materiales se traducen en servicios facturados.
Oftalmólogos: para operar, deben alquilar centros especializados que, por razones de seguridad, registran los nombres de los pacientes. Cruzar estos datos con las facturas emitidas ayudaría a detectar omisiones fiscales.
Obras en edificios: administradores de edificios podrían retener el IVA de los pagos realizados sin factura, incentivando así la formalización de estos servicios.
Estas propuestas surgen desde una perspectiva ajena a la gestión tributaria profesional. Sin embargo, un GACH compuesto por expertos seguramente podría desarrollar muchas más y mejores soluciones. Con voluntad y análisis inteligente, se pueden encontrar formas de reducir la evasión sin recurrir siempre a aumentos impositivos que afectan a quienes ya cumplen con sus obligaciones fiscales.