G. Camp | Montevideo
@|Leí un artículo en este diario sobre la cantidad de estudiantes uruguayos que cruzaron el charco para seguir su vida académica en Argentina. La mayoría de dichos orientales no vuelve al paisito a volcar los conocimientos adquiridos, se quedan en Argentina o emigran a otras latitudes.
¿Cuánto vale ese capital humano para el país? Es una pregunta muy simplista pero ayuda a entender lo que Uruguay pierde, año tras año, en lo que se conoce como la fuga de cerebros.
Si analizamos un poco la situación actual, los gobiernos en las últimas décadas han destinado menos del 1% del PBI para Investigación & Desarrollo y en el mundo que vivimos hoy, esa cifra es ínfima.
Si bien Uruguay se destaca en el área del software podría desarrollar otras (medicina, logística, farmacéutica, energías renovables, etc.).
La única manera que tenemos para competir con nuestros vecinos, de igual a igual, es en el conocimiento; tomen a Israel como ejemplo.
¿Cuántos uruguayos emigraron no porque quisieron sino porque aquí no tenían futuro? Invertir en I&D debería ser una política de Estado. Volver a ser la Suiza de América pero a nivel tecnológico.