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Imperativo del propio interés

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Marcelo Gioscia Civitate | Montevideo
@|Habiéndose pronunciado el Cuerpo Electoral en la instancia cumplida el pasado 30 de junio, la ciudadanía conoce ahora los nombres de quienes conducirán los respectivos partidos políticos y además, se dieron a conocer cómo se integrarán las respectivas fórmulas de los mismos de cara a la contienda electoral que los enfrentará en el mes de octubre y eventualmente en el balotaje del mes siguiente.

Tratándose de una elección donde se definen las autoridades partidarias y se eligen a los miembros de los Órganos Deliberativos Nacional y Departamental, se formulan cálculos de todo tipo, y se ha mencionado por algunos actores políticos la necesidad de que este voto sea obligatorio.

Tratándose de elecciones “internas”, que afectarán a los partidos políticos y a sus respectivas conducciones, a mi entender ha sido sabia la decisión del legislador en no exigir a la ciudadanía se exprese obligatoriamente, y en consecuencia que no se establezcan consecuencias ni sanciones a los miembros del Cuerpo Electoral que no concurran a las urnas en esa contienda interna.

Bueno es recordar que fue por Ley 17.603 promulgada el 24 de Diciembre de 1998 (que reguló las “Elecciones Nacionales. Elecciones Internas de los Partidos Políticos”) la que en su artículo 8, estableció la no obligatoriedad del voto en esta instancia electoral, exigiéndose sí que el voto sea secreto y con todas las garantías y los controles de la Corte Electoral en lo que a la documentación refiere, así como a toda la estructura garantista que se pone en funcionamiento en todo el país para cumplir con tal instancia. Resulta por ello, un “imperativo del propio interés”, dejar la zona de comodidad, concurrir a expresar su opinión en las urnas y participar de la contienda. Así como también, integrar las respectivas listas a los Órganos Deliberativos, de los que luego surgirán los órganos de conducción partidaria y las responsabilidades de cada quien.

Resulta por ello encomiable el esfuerzo personal y material de muchos ciudadanos, en tratar de marcar sus respectivos apoyos a su candidato a través de los votos que cada lista obtenga, para luego lograr posicionarse en las listas que se ofrezcan al Cuerpo Electoral para alcanzar los escaños parlamentarios y obtener la conducción del Poder Ejecutivo Nacional y en su momento, el Departamental.

Cada quien entonces, con su credencial cívica en mano, emitirá su voluntad a través del sufragio y será protagonista histórico de ese momento. La fortaleza institucional de nuestra República radica, en gran medida, en la existencia de los partidos políticos y es a través suyo que la ciudadanía podrá elegir con acierto o con error a los candidatos que los representen en los asuntos públicos y en la implementación de políticas públicas, llevando adelante el país en el que nacimos, nos legaran nuestros mayores y el que legaremos a nuestros hijos.

Tan sencillo en apariencia y tan profundo su alcance y consecuencias de las decisiones que por mayorías se adopten, siendo fundamental el respeto a brindarse a los pronunciamientos ciudadanos. Bueno es tener memoria. Guardémonos muy bien, de quienes no lo hagan.

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