Vecina de Bello Horizonte | Canelones
@|Tengo dos solares contiguos en el balneario Bello Horizonte, de Canelones. En uno está la vivienda y en el otro hay sólo árboles de muchas especies: abetos, guayabos, fresnos, aromos, moreras, robles, pitangas, pinos, eucaliptus, casuarinas y hasta un olivo que forman un precioso bosque. Por ese terreno debo pagar, encima de los otros ítems de la contribución, el impuesto al baldío, alrededor de $ 10.600 al año. Nunca pude entender el porqué de ese impuesto. Y sobre todo ahora con los efectos del cambio climático en la naturaleza.

Con el correr del tiempo han desaparecido especies animales que antes abundaban: sapos, ranas, lagartijas verdes, culebras, tortugas, zorrinos, apereás, churrinches, lechucitas, luciérnagas, alguaciles, grillos, chicharras, mariposas. Casi no quedan hongos. Antes había cantidad de especies de todas formas y colores. Han desaparecido la carqueja y la marcela. También las dróseras (plantitas carnívoras).

La playa también ha sufrido cambios: ya no se ven chorlitos ni cormoranes. No hay casi gaviotas. Ni siquiera aquellos “piojitos de mar” en la arena de la orilla. Antes nos bañábamos entre cardúmenes de peces, preciosas algas verdes y rojas, toninas. La playa ya no tiene el ancho que tenía antes. Es más angosta y las aguas han subido y son más peligrosas.

Cuando salíamos de Costa Azul para entrar en Bello Horizonte, en los días cálidos se notaba la diferencia de temperatura, siendo mucho más fresco en Bello Horizonte por la cantidad de árboles y calles de balasto.

En ciertos estados de Brasil y países de Europa se les da dinero a los propietarios para que dejen fragmentos de tierra al natural, sin cultivar.

En Francia entre otras medidas para combatir el cambio climático, se dispuso plantar árboles y construir calles de hormigón sólo en rutas importantes.

Pienso que no tiene sentido pagar el impuesto al baldío y prácticamente obligar a construir utilizando materiales que aumentan el calentamiento global.