@|Me ha causado gran desconcierto enterarme por la prensa del recurso de amparo presentado por un ciudadano abogado de profesión, de apellido Dentone, solicitando de las autoridades pertinentes todo tipo de información sobre las vacunas anti-Covid.
He perdido la cuenta de las horas que pasé informándome en programas donde concurrían expertos que explicaban hasta el cansancio la nueva tecnología del ARN mensajero; de cómo funcionaba su mecanismo; de la famosa Spike; del virus que es la “llave” que le permite invadirnos y que la información que transporta el Ácido Ribonucleico contrarresta; de cuáles son los posibles efectos secundarios desde los más comunes y leves hasta los menos frecuentes y graves como la anafilaxia y por ello los alérgicos esperábamos media hora en lugar de 15’ en el vacunatorio por las dudas.
De cómo Sinovac es la técnica tradicional de virus inactivado que se emplea en la antigripal; de las dudas que planteó Astrazeneca (que es una tercera técnica de “vector viral”) por los derrames cerebrales poco comunes en la franja etaria entre 40 y 50 años, por lo que acá terminó no dándose. Etc, etc etc.
Los detalles ya no me los acuerdo, pero en su momento le podía dar una charla al Dr. Recarey con pizarrón incluido.
En cuanto a los famosos contratos, en lo que me es personal, bienvenidos fueron, porque permitieron que llegaran las vacunas tan esperadas; única arma que nos permitió defendernos mejor ante la terrible pandemia.
Por otro lado, en ningún país del mundo se publicaron dichos contratos. ¿Acaso supone el Dr. Dentone que Uruguay innovará? Y a más de un año en que por suerte fuimos vacunados (voluntariamente), con una crisis mundial en curso de guerra atroz en Ucrania, de hambrunas, de sequías, de crisis energética, de inflación galopante; ¡este Señor viene a hacer perder tiempo a instituciones del Estado (que pagamos todos nosotros incluyendo el sueldo del Juez Recarey) para que empleen incontables horas de trabajo en elaboración de informes y gráficos!
Y por último, pero no menos importante, visto las consideraciones indicadas ante la vacunación pediátrica, que quede bien claro que la misma No es obligatoria. Los padres consultando con los pediatras deciden.
En suma, en mi modesta opinión, una lamentable pérdida de tiempo y esfuerzos dignos de mejor causa.