@| Por la presente quiero felicitar a El País y al Economista Hernán Bonilla por la serie de notas dedicadas a Adam Smith (autor fundamental, tan citado como poco leído), y particularmente por el artículo "Keynes y Hayek", publicado en la edición del día viernes 9 de agosto.
El Ec. Bonilla expone un admirable rigor científico -difícil de mantener en tiempos ásperos como son los electorales- en la consideración de los grandes economistas abordados, complementado con una sólida erudición.
En el artículo del viernes, ha tenido la originalidad de rescatar la figura de Lord John Maynard Keynes (un economista tan intencionalmente opacado por la intolerancia, como poco conocido en su obra y realizaciones), citándolo junto a la figura de su "rival" Friedrich Von Hayek, quien le dedicó -como Bonilla cita- un homenaje tan sentido como profundo al producirse su fallecimiento tras su derrota en el diseño de los Acuerdos de Bretton Woods, en 1946.
Keynes, que había previsto la Segunda Guerra Mundial como consecuencia de la paz leonina del Tratado de Versalles; derrotó con sus ideas la Gran Depresión de 1929 al lograr que Franklin Delano Roosevelt implementara sus políticas expansivas e intervencionistas para momentos de crisis, que apuntaban al desarrollo económico, el pleno empleo, el comercio equilibrado y el Estado de Bienestar como formas de preservar la paz.
Esas ideas se han mantenido como políticas de Estado permanentes en grandes potencias como Estados Unidos, Alemania, China y Japón, y han vencido grandes crisis, como la reciente Gran Depresión 2007 - 2010, gracias a la acción de economistas keynesianos como Ben Shalom Bernanke, Janet Yellen, Stanley Fischer en la Reserva Federal, y Mario Draghi en el Banco Central Europeo.
El Economista Hernán Bonilla nos anuncia que se propone desarrollar una serie de artículos sobre la relación y debates entre estos dos grandes hombres (que durante varias noches hicieron guardia nocturna juntos en el techo de la capilla de King’s College en Cambridge, durante la Segunda Guerra Mundial, para alertar sobre eventuales bombardeos nazis, símbolo extraordinario en sí mismo), y la suya es una iniciativa que merece ser aplaudida con todo fervor.
Keynes y Hayek tienen mucho que decirnos a los uruguayos, hoy.
En un Uruguay crispado, donde tanto la economía como la política se toman muchas veces con muy poca seriedad, donde falta discusión profunda, el esfuerzo de pensar seriamente, con amplitud de miras, sin fanatismos, y buscando en los hechos construir un destino común de desarrollo y bienestar al que todos los uruguayos aspiramos, no puede ser menos que felicitado.
Saludo al Sr. Director con mi mayor consideración.