@|El discurso del Presidente Lacalle nos demostró, una vez más, su perfil de estadista.
En un Mercosur que en los últimos 15 años estuvo en CTI agonizando, Uruguay pateó el tablero. Anunció modernidad y apertura. Por todos y con todos, o solos dentro de la legalidad.
Vimos un ausente Brasil ocupado en su próxima elección, y un desfallecido Fernández invitándolos a caminar juntos. Un Paraguay haciendo equilibrio, aunque cerca siempre.
Bien, en lo interno vimos una vez más a la oposición, léase a Astori advirtiendo que no asumamos riesgos, a una Cosse en campaña advirtiendo que no hay que “abrirse”, etc.
O sea un gobierno joven, moderno, liberal, pragmático ve el futuro del Uruguay abriendo mercados, rompiendo el estancamiento; en palabras del Dr. Abreu, en “La vieja trenza”, tratando de romper ese corset de vecinos que nos ha paralizado como “enanos molestos”.
Parece que se acabó ese verso y hoy con los pantalones y el poncho bien puesto, Uruguay sale a dar batalla. ¡Felizmente para nuestra gente! Para el futuro que es hoy y que no admite “trenes que pasen”, sino forjar nuestro porvenir. Lamentamos que el Frente Amplío y sus adláteres se opongan al progreso.
Lo hacen al tirotear el progreso del Puerto, el Acuerdo de más de 500 millones de dólares en inversión, la profundidad de los canales de acceso como obra pública imprescindible para ser el gran Hub de cargas de la región.
Se oponen al dragado del Río Uruguay, a la interconexión de las lagunas, al progreso de la conectividad a través de la red de fibra óptica, a la acción de nuestras comisiones bilaterales; es decir, a todo lo que provenga de la coalición que gobierna el país.
Desesperados por protagonismo, apurados en prematura campaña electoral, desesperados por ver cómo se derrumban sus “falsos relatos”, boquean en la orilla y niegan su apoyo al país.
No obstante, en Asunción, el Presidente Lacalle Pou recordó a la América que aquí hay raíces nacionales, de más de 150 años de lucha de blancos y colorados, ahora con los nuevos Cabildo Abierto y Partido Independiente que impedirán la conjura de la izquierda y los desencantados que caminan junto a ellos, que no habrán de torcer el rumbo de la Nación y el pueblo que quiere trabajo y progreso.