@|“Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”, eso decía Goebbles, ministro de propaganda del Tercer Reich.
Hoy, en pleno siglo XXI, seguimos escuchando mentiras flagrantes que se tornan en verdades absolutas.
Es un juego peligroso para el que necesita de memoria, pues una mentira se debe sustentar con otras y así sucesivamente.
Escuchamos desde hace mucho mentiras acerca de la Ley de Urgente Consideración, mentiras que tergiversan la verdad, sacando palabras de contexto y formulando otra cosa.
Cuando ésta se discutió, no solo en el Parlamento, los ciudadanos tuvimos acceso al proyecto con anterioridad inusitada. Superando el proceso de un Estado democrático como el nuestro.
Días pasados, con la conmemoración del Golpe de Estado, han aparecido otras falacias que solo responden a la ignorancia o a la mala fe. Es inconcebible que se oculte que el golpe fue el 9 de febrero de 1973, que el 27 de Junio se disolvieron las Cámaras. En ese lapso, las FF.AA. contaron con el apoyo del Partido Comunista y de la CNT, apoyando los Comunicados 4 y 7, en espera de un golpe peruanista. Son cosas distintas.
Es una falacia que los tupamaros lucharon contra la dictadura; tentaron destruir el Estado democrático desde 1962, en febrero estaban derrotados.
Sus dirigentes presos salían en concilio con los militares desde el Batallón Florida a colaborar en detención a sus compañeros. Nuestro pueblo es una sociedad educada, con conocimientos firmes, en una democracia republicana tienen todos el derecho a opinar y sacar las conclusiones que les sean pertinentes. No simples ovejas que se arrían según la voluntad del interlocutor.
Por eso, cuando la mentira se instala en la sociedad es jugar con fuego, y todos sabemos lo que sucede si eso pasa.
Estamos en un Estado de derecho, en una democracia republicana, no es poco decir, si solo miramos la región o a nuestros vecinos más cercanos. Y vaya que son un gran laboratorio social, o un espejo en el que mirarnos para aprender lo que no se debe de hacer.
El reconocido historiador Carlos Demasi, profesor de la UDELAR, sostuvo públicamente: “democracia es esa forma de gobierno que se opone al comunismo”.
Por eso, cuando hablo de la verdad y la mentira me preocupo, porque a nuestros hijos y nietos, los libros de texto que se supone deben educarlos, hoy están escritos por personas colonizadas por una ideología, cambiando la historia.
Por ejemplo, la toma de Pando fue un acto cometido en democracia, intentando una demostración de fuerza, con delitos comunes. Pese a ello, se conmemora en democracia a instancias de sus autores, otrora delincuentes, hoy fracción política.
Es imperioso un cambio en la educación, pues cuando gobernaron cambiaron los hechos históricos a su gusto y placer, por lo tanto están violando el derecho a una educación que debe ser veraz y porque los protagonistas aún viven.
Aún podemos corregirlo apoyando un Estado de derecho, una democracia firme y sobre todo protegiendo la laicidad.
Nos une una fraternidad y solidaridad maravillosa, nos conocemos todos, nos destaca en el mundo nuestra democracia, la consciencia social, el valor de la palabra. Estos valores los intentaron destruir por medio de la desinformación y la mentira. Acabemos con ello defendiendo la verdad como valor irrenunciable.