Simone Fojgiel | Montevideo
@|Señor Presidente de la República Oriental del Uruguay Yamandú Orsi

De mi mayor consideración:

Me dirijo a Ud. para manifestarle que es una vergüenza que haya un ministro como Juan Castillo emitiendo declaraciones relativas a la política internacional con un cariz totalmente judeófobo y antisemita, así como con desidia y descaro. En menos de 30 días desde que asumió su gobierno, esta es la segunda vez que Castillo se refiere al conflicto palestino-israelí con una visión sesgada por el relato de los terroristas de Hamás.

Tanto en sus primeras como en sus segundas declaraciones públicas, Castillo falta la verdad, omite información relevante sobre la situación del conflicto con despreciable intencionalidad, con el único objetivo de promover el odio hacia el Pueblo Judío y al Estado de Israel.

¿Acaso corresponde que Castillo realice este tipo de declaraciones siendo Ministro de Trabajo? ¿No le parece que debería ponerlo en su lugar y advertirle que la próxima será dado de baja? ¿No considera que está abusando de su cargo y de su sobreexposición mediática para emitir declaraciones que van más allá del puesto que le fue asignado? ¿No cree que compromete la posición de todo su gobierno ante la Colectividad Judía y ante el Estado de Israel, por estas negligencias?

Como mujer judía que soy, le pido por favor que reflexione sobre la gravedad de estos hechos y tome los pasos que correspondan. Es indignante que estas cosas sucedan en Uruguay; un país que, además de haber sido siempre gran amigo de Israel, también ha acogido a inmigrantes judíos con ejemplar apertura desde comienzos del siglo XX, contribuyendo estos al progreso económico, social y cultural de nuestro bendito país. Incluso al mundo político uruguayo, como es el caso del Frente Amplio, partido que Ud. y Castillo integran.

Soy una ciudadana judía y uruguaya más. Lo único que pido es que, más allá de nuestras diferencias, quienes representan al Poder Ejecutivo sean responsables y promotores de una convivencia que no retroalimenta el odio y la división, como Castillo despliega en sus declaraciones. Especialmente refiriéndose a temas que no le corresponden ni son inherentes a su función en el gobierno.