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Las políticas de género

Roberto Alfonso Azcona | Montevideo
@|Han evolucionado desde una búsqueda de igualdad de derechos hacia una imposición ideológica que prioriza los intereses de ciertos colectivos sobre los derechos generales de la sociedad.

1- Origen y evolución de las políticas de género.

Inicialmente, las políticas de género surgieron con la intención de corregir desigualdades y promover la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Sin embargo, con el tiempo, han sido copadas por corrientes ideológicas que han transformado su enfoque, moviéndolo de la equidad hacia un sistema de privilegios.

2- La fragmentación del concepto de derechos humanos.

El problema central de esta deriva ideológica es que transforma los derechos universales en derechos particulares de colectivos específicos. Esto lleva a que, en lugar de garantizar que todos los ciudadanos tengan igualdad ante la ley, se promuevan legislaciones y políticas que otorgan ventajas a ciertos grupos, muchas veces en detrimento de otros.

Por ejemplo:

Legislaciones asimétricas: en muchos países se han implementado leyes que penalizan más severamente ciertos delitos dependiendo de la identidad de la víctima, lo que rompe con el principio de igualdad ante la ley.

Imposición cultural y educativa: se exige que las instituciones adopten visiones ideológicas específicas, afectando la libertad de pensamiento y expresión.

Subvenciones y cuotas de poder: se crean estructuras que favorecen el acceso a cargos y beneficios económicos con base en la identidad de género, en lugar del mérito o la capacidad.

3- Impacto en la sociedad y en la convivencia democrática.

Cuando un conjunto de políticas genera desigualdad en nombre de la equidad, se generan tensiones sociales y un rechazo creciente por parte de amplios sectores de la población. En lugar de fortalecer la cohesión social, estas políticas contribuyen a la polarización.

Pérdida de confianza en las instituciones: si las leyes y políticas no se aplican de manera justa y equitativa, la ciudadanía pierde confianza en el sistema.

Resentimiento y reacción social: la sobreimposición de una ideología genera un efecto de rechazo, incluso entre quienes antes podían apoyar medidas de equidad.

Debilitamiento del discurso de derechos humanos: al ser instrumentalizados con fines ideológicos, los derechos pierden su universalidad y se convierten en herramientas de control político.

4- ¿Cuál es la alternativa?

La verdadera defensa de los derechos humanos debe basarse en principios universales e indivisibles, garantizando que todas las personas sean iguales ante la ley y que no existan privilegios por pertenecer a un grupo específico.

Para ello, es necesario:

Reafirmar el principio de igualdad ante la ley sin excepciones.

Eliminar legislaciones que privilegien a colectivos sobre individuos.

Garantizar la libertad de pensamiento y de expresión sin imposiciones ideológicas.

Promover una cultura de respeto y convivencia basada en valores comunes, no en identidades fragmentadas.

Este enfoque permitiría que la sociedad avance hacia una verdadera justicia, en la que los derechos sean de todos, sin distorsiones ideológicas que los conviertan en herramientas de poder sectario.

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