@|Hemos leído con atención el intercambio de notas entre las delegaciones de Argentina y Uruguay respecto a solicitud efectuada a la Argentina por monitoreos, desestimada por ese país y a la afirmación de la Argentina que Uruguay ya dio aprobación a las complejas obras del Emisor Berazategui, lo que es negado enfáticamente por Uruguay. También vimos recientes declaraciones de autoridades del Ministerio de Ambiente que dan una visión acotada de este problema. La mención a reclamaciones jurídicas no soluciona el problema del vertido incontenible ni del daño ambiental. Nada se hizo en el pasado.
El Emisor subacuático del Proyecto Riachuelo a inaugurarse, contiene el plan de descarga a 12 kms. dentro del Río y en aguas comunes, de los desechos tratados de Buenos Aires y parte de la Provincia. Existen elementos químicos, metales disueltos, así como bacterias que persistirían en el vertido. Ese sistema de pretratamiento a utilizarse, el más económico, es para muchos insuficiente y deja pasar elementos contaminantes.
Hace dos años o más, venimos alertando que podrían producirse contaminaciones en el Río de la Plata que pudieran afectar la calidad de las aguas y generar perjuicios de todo tipo. Hoy vemos que hay tensión en la CARP argentina por las solicitudes de monitoreo de Uruguay y la justificada molestia de la Delegación de Uruguay ante la CARP ante las respuestas de la Argentina.
La idea de monitorear ahora y luego de que se inaugure el mega emprendimiento de vertido de aguas es algo elemental, pero si surge que se contamina, preguntamos: qué se va a hacer.
Sería acertado que Uruguay ordenara su propio análisis ambiental que examine la capacidad de dilución del Río de la Plata, un río de poca profundidad y de corrientes cambiantes.
Lo mejor hubiera sido que el gobierno de Uruguay pidiera la modificación al sistema de pretratamiento elemental que se dispuso y se optara por uno que aumentara significativamente la protección.
La obra entendemos ha sido modificada varias veces desde el proyecto del 2008 y a partir de la autorización otorgada en la CARP en el 2009, nunca se le pidió a Uruguay opinión. Como gentileza, el pasado año nos enviaron aspectos técnicos del emprendimiento por parte de la Empresa AYSA, que es la responsable del proyecto, que fueron remitidos a la CARP de Uruguay través de la delegación argentina al surgir las primeras críticas en la prensa.
Sin embargo, no existen al parecer, acciones diplomáticas de negociación. Este problema se ha tratado mediante comunicaciones escritas y rígidas de una delegación a la otra, como si el órgano conjunto no actuara ni presencialmente ni por zoom, y el diálogo haya sido escaso.
Luego de años de negar la cuestión, apareció la preocupación por la calidad de aguas del Río en medio de otros temas como los del dragado del canal de acceso al puerto, luego de la fallida gestión en el 2018 de elevarlo a 14 metros y el reconocimiento del error de haber solicitado solo 13 metros años atrás así como el desinterés de Uruguay sobre el Canal Magdalena.
El gobierno ha manifestado oficialmente su posición en el comunicado del MRREE de abril 4 del 2021, donde la responsabilidad se hace recaer en las actuaciones de convalidación y aprobación de la obra del Proyecto Riachuelo, que incluye el emisor subacuático.
Confiamos que la Cancillería aborde el problema y lo lleve a la mesa de negociaciones y que en la CARP se produzcan diálogos constructivos de acuerdo al Tratado de Límites del Río de la Plata y al normal relacionamiento entre países hermanos.
Nuestro mejor deseo es que se encuentren soluciones viables para ambos países. Las acciones que se iniciaron en el 2021 nos dan razón a los que nos preocupamos desde hace años por el posible daño ambiental y pedíamos que se actuara con cautela y precaución.
Fueron aportes fundamentales la actividad constante del Embajador Dr. Edison González Lapeyre, del Dr. y columnista Juan Oribe Stemmer y el recuerdo de las ignoradas propuestas en el 2008 del Embajador Juan E. Fischer, que pudieron haber solucionado la materia normativa ambiental en estos temas.
El tema está en la agenda pública finalmente.