Esteban Szabados | Brasil
@|Una escena dantesca causó estupor en la avenida Interlagos, en la zona sur de la ciudad de San Pablo.
En la madrugada del lunes 29 de julio, un coche deportivo apareció en el medio de la avenida destrozado del lado derecho. Del mismo lado, mil pedazos de una motocicleta estaban desperdigados por la calzada. Cerca también estaba caído un joven de 21 años, que manejaba la moto. Fue llevado al hospital, pero no resistió los impactos y falleció.
El conductor del auto de 27 años y el motociclista habían discutido porque éste último había dañado el retrovisor del lujoso automóvil. El automovilista comenzó una persecución a alta velocidad por la avenida hasta alcanzarlo y arremeter su coche contra la moto.
La policía en un primer momento dijo que había sido un “momento de furia”. La fiscal dedujo que el conductor del automóvil embistió deliberadamente al moticiclista. Por lo tanto, lo imputó por homicidio doloso y permanece en prisión provisional. Creo que ser dominado por el odio es como un veneno que corre por las venas. Lleva a una ceguera incalculable: el hombre furioso destruyó una vida, una biografía única por un motivo fútil, un sencillo retrovisor.