Confrontador | Montevideo
@|El candidato de la izquierda uruguaya se niega a debatir con otros postulantes “en inferioridad numérica”. Realmente, simplemente sirve para confirmar la incapacidad de la persona para plantear sus puntos de vista, sostenerlos con argumentos, contraponer posiciones con terceros y similares.

Seguramente en ello influye la falta de confianza personal en el conocimiento de los temas que hacen a la responsabilidad presidencial que se pretende asumir, además de la escasa fluidez de exposición y comunicación.

Pero, de repente, detrás de todo eso lo que también se da es que presentarse a dar opiniones sobre asuntos de la realidad del país le haría muy difícil asumir postulados en que todos los integrantes de su coalición política estuvieran de acuerdo.

En la mayoría de los temas, hay discrepancias de distinta índole y envergadura entre comunistas, ex tupamaros, socialistas, ex astoristas y demás grupos.

Lo que no se desea es tener que optar por defender una línea de pensamiento cuando internamente existen ideas absolutamente contrapuestas.

El caso más claro: el plebiscito contra la reforma de la seguridad social.

Con todo lo que supone una responsabilidad presidencial, una actitud como la asumida es el argumento más contundente para descartar al presidenciable para el eventual ejercicio del cargo.