Optimista | Montevideo
@|En el caso de la izquierda uruguaya, es muy difícil concebir que en un eventual futuro gobierno vaya a procurar llevar adelante orientaciones diferentes a las habidas en las tres experiencias entre 2005 y 2020.
Los actuales liderazgos son mucho menos definidos que en el pasado y ninguno de los “cabezas de grupo” tiene antecedentes que hagan pensar en ideas distintas de las aplicadas previamente. No lideran internamente ni “mandan” en “la interna”.
Entonces, conviene recordar aspectos tales como:
- Incremento de impuestos de todo tipo, con impacto importante en todos los sectores de la población (IRPF, IASS, ITP, etc.).
- Concesiones permanentes a los grupos de presión de todo tipo.
- Déficit fiscal recurrente.
- Ineficiencia creciente del Estado.
- Educación en manos de los sindicatos de la enseñanza.
- Empresas públicas en manos de los gremios estatales.
- Despilfarro de fondos en proyectos fracasados de todo tipo (regasificadora, puerto de aguas profundas, etc.)
- Priorización de obras de escasa necesidad (“Antel Arena”), con postergación de enfoque de otros relevantes (nuevas fuentes de agua potable).
- Destino de fondos a nivel municipal en espectáculos (“Carnaval”, contratación de artistas, etc.).
¡No volvamos al pasado!