La pandemia y el comercio exterior

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@|Acostumbrados a colocar nuestros productos en los importantísimos mercados de Argentina y Brasil, poco nos hemos ocupado de extender contactos hacia otras latitudes donde también pagan con divisas fuertes. Y ahora que nuevas perspectivas y posibilidades tocan a la puerta de Uruguay y al impulso inexorable de la crisis regional debido a la pandemia y a 15 años de gobiernos progresistas sin buenos resultados, la incertidumbre nos invade y nos obliga a volver el rostro hacia otros mercados.

En el año 2002, cuando la crisis también nos golpeaba, hice un análisis de las posibilidades de exportación de Uruguay a mercados diferentes del Mercosur, así como a mercados no tradicionales como podrían ser O.N.U., a efectos de abastecer sus campos de refugiados y las Fuerzas de Paz instaladas en diversos puntos. Como también, sugerí proponer al gobierno de los Estados Unidos, la venta de productos uruguayos para sus tropas instaladas en diversas partes del mundo.

Hoy, debido a la pandemia, la crisis vuelve a golpear nuestras puertas y nuestras exportaciones no han aumentado como se esperaba, por el contrario, disminuyeron. Por lo que es oportuno analizar las causas y proponer cuál es el mejor camino para superar esta situación, sabiendo que si actuamos inteligentemente, lo lograremos. Lamentablemente, por no afrontar decisiones complejas en los 15 años de gobiernos frenteamplistas, hoy estamos pagando el costo de sus pronósticos facilistas que resultaron ser fatalistas, que aseguraban sin conocimiento e irresponsabilidad el aumento de nuestras exportaciones, sin ninguna planificación seria y contundente.

El déficit de evaluación generó un déficit de gestión. El resultado es que hoy tenemos que dar respuesta eficaz a dos preguntas correlacionadas: ¿somos competitivos?, ¿tenemos una estructura de venta en el exterior acorde a nuestras necesidades inmediatas?

Debemos estar preparados para realizar aportes de calidad. Nuestras principales obligaciones son ofrecer información y proponer iniciativas a nuestros gobernantes pero, también, no cooperar con políticas erróneas.

Y ante las fuertes dificultades que hoy enfrenta Uruguay, la clave es implementar con rapidez acciones correctivas necesarias.

En este sentido, quiero enfatizar, una vez más, que la exportación es un medio para traer dólares comerciales, por lo tanto, generar empleo y reducir la exposición al financiamiento externo. Si somos capaces de promover iniciativas inteligentes, Uruguay puede convertirse en un importante exportador de productos elaborados a mercados hasta ahora inexplorados. En medio de la crisis que estamos soportando, parte del sector exportador ha hecho su aporte. Entonces ha llegado el momento de dar un salto cualitativo, si hay claridad sobre las reformas que hay que realizar. Y la clave está en la velocidad y calidad de implementación.

Hay oportunidades en el mundo para Uruguay, tenemos que aprovecharlas.
Producir sin vender no lleva a nada; el Estado si no promueve una dimensión activa del comercio está ausente de las políticas fundamentales.

Al dejar librado todo a las reglas del mercado, que se arreglen por sí solas, el Estado estuvo ausente durante 15 años en la definición de una política de comercio exterior.

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