@|En la edición del día 5 de junio de los corrientes, Ecos de El País, publicó una carta del Sr. Raúl Suárez con el título “Pensiones Reparatorias”. Dicha carta es una tergiversación grosera de hechos ocurridos en los años 60’ pretendiendo justificar lo injustificable: la violencia sediciosa subversiva marxista leninista.
Es así que hace mención al accionar de una derecha que él identifica con la JUP, con la CIA, etc. llegando al extremo de calificar como “ejecución” el asesinato de Dan Mitrione, concluyendo: “(…) pero la violencia armada fue posterior a la violencia armada de la Derecha (…)”.
¿Y todo ello para qué? Para justificar el decreto Nº 61/020 firmado en los últimos días de su presidencia por Tabaré Vázquez, que otorga a los causahabientes de los beneficiados por la ley Nº 18.033 a cobrar el 100% (cien por ciento) del sueldo básico de pensión.
El mencionado decreto es discriminatorio y viola la Constitución que en su Artículo 8 establece: “Todas las personas son iguales ante la ley no reconociéndose otra distinción entre ellas sino la de los talentos o las virtudes”.
El miedo a perder un privilegio económico lleva a redactar una carta con hechos totalmente distorsionados y carentes de verdad.
Al llegar a este punto leo la columna de Francisco Faig del 6 de junio, “Zurdas mentiras”, y parece como que el columnista contestase al Sr. Raúl Suárez. Comienza diciendo: “Desde que perdió las elecciones en 2019 la izquierda está intentando generar un relato que explique lo que pasa en el país. Es un relato tan mentiroso y persistente como el que heredamos acerca de la década del sesenta”. Entre algunas de las mentiras menciona: “Que los Tupamaros se alzaron en armas porque creían inminente un golpe de Estado en los años 60´; que cierta revuelta estudiantil era consecuencia de un autoritarismo derechista dictatorial iniciado en 1968 (…)”. Y al finalizar se pregunta: “¿Se aprendió bien la lección de lo que es capaz de hacer la izquierda mintiendo sobre la historia y la vida del país con tal de beneficiar sus intereses políticos y electorales? (…)”; yo le agregaría también intereses económicos de sus “reparados”.