@|Desde el inicio de la intervención rusa en Ucrania, el mercado global terminó de confirmar las expectativas económicas, en especial de tres factores trascendentales para Uruguay: el comportamiento del dólar, el valor de las materias primas y la apertura y cierre de mercados.
Evidentemente, Estados Unidos ya no es el de la era Trump y cada vez se asimila más a sus vecinos del sur (hasta con Venezuela) y se aleja de la gloria de su pasado. Así, el dólar ya no va a ser más el de antes, por lo que debemos aguardar una bajada firme y continua de su valor, hasta que inicie la campaña electoral Americana (donde dicha situación va a cambiar sustancialmente).
Por lo que sería una buena práctica Estatal aguantar el valor del dólar con una intervención directa, aprovechando así para reforzar las arcas del Banco Central mientras se pueda.
Dicha intervención, de concretarse, también atenderá a la catastrófica consecuencia que tiene la bajada del dólar para la producción nacional y servirá de excelente publicidad para todos los inversores internacionales que se han quedado sin saber dónde invertir.
Sobre las materias primas, el aumento de los valores ya antes de la situación rusa venía sostenido hasta mediados de este año y espero pueda aguantarse por lo menos hasta mediados del año 2023. Pero no debemos olvidar que el principal perdedor en estas condiciones es China; por lo que no sería descabellado esperar medidas económicas de impacto global sorpresivas (alta disminución de su producción y su consumo), para frenar en algo las multimillonarias pérdidas que tendrán.
Sobre la inflación, en estas condiciones es inevitable, y lo que tiene que hacer el gobierno no es tratar de frenarla (como con error está haciendo actualmente) sino dejar que el mismo mercado se ajuste, pues cualquier medida en contra del aumento de precios también es una medida en contra a la producción y al trabajo nacional.
Inflación que no hay que tenerle miedo pues sin dudas se encontrará muy lejos de la sufrida en la década de los 80 y 90 en la región, no teniendo así efectos significativos; pero que si es bien utilizada por el Estado podrá servir para reorganizar la escala salarial estatal, frenar un poco el déficit y reorganizar un poco el caótico mercado laboral del país.
Un paréntesis se merece el valor de los combustibles en Uruguay, a veces hay que priorizar lo político a lo económico y no querer seguir recaudando cuando la población se encuentra muy angustiada (sin hablar del impacto en la producción).
La situación de los mercados es muy distinta a la que nos encontrábamos hace menos de un mes, las oportunidades se han vuelto brillantes y el riesgo de cometer errores es tremendo. El mundo se ha polarizado y los países se encuentran formando lazos (incluso poco previsibles, como el de Brasil con Rusia días antes del inicio de la intervención). Por lo que me parece un error actuar a la ligera y por lo obvio, y debemos aprovechar estas oportunidades para forjar lazos que perduren en el futuro (Asia, Medio Oriente y Europa Oriental).
En tiempos de crisis es cuando se hacen los mejores negocios y es en esa época en la que nos encontramos, el Estado que comenzó a actuar hace poco tiene que revisar sus pasos para evitar errores y dar ese salto que tanto precisa Uruguay; salto que se veía muy lejos hace poco tiempo, pero que hoy se nos ha dado nuevamente.