@|Voy a escribir desde el llano como un ciudadano más, porque no tengo conocimientos jurídicos y menos científicos como para poder argumentar.
Entiendo y comparto la libertad y el derecho que le asume a ese grupo de personas antivacunas a no recibir la misma pero: ¿qué pasa con la libertad y el derecho del resto de los ciudadanos uruguayos que, como padres, entienden y quieren a consciencia que sus hijos reciban la vacuna?
Sería interesante que los periodistas consultaran al Sr. juez Recarey: ¿bajo qué rigor científico basó su decisión para quitarles esa potestad a los padres? ¿Cuál es la razón jurídica que justifica que los derechos de unos cercenen el de los otros? ¿Existen para él ciudadanos de categoría “A” y ciudadanos de categoría “B”?
Los uruguayos queremos y tenemos el derecho a saberlo, porque la resolución es insólita, ya que no se ha reportado ningún caso que amerite tal cuestionamiento.
Sr. juez Recarey tengo otra duda: ¿no ha considerado usted prohibir la venta a los niños de ciertas golosinas de dudosa procedencia y que está demostrado que traen consecuencias dentales y de obesidad?
Honestamente creo que, con sus conocimientos en la materia, urge que usted lo haga.