Rafael Rubio | Montevideo
@|“Tener por preceptor a una criatura mitad bestia y mitad hombre, saber emplear una y otra naturaleza, pues la una sin la otra no perdura mucho tiempo”, Nicolás Maquiavelo.
En su obra “El Príncipe” (año 1.532), Nicolás Maquiavelo explica cómo los gobernantes consiguen el poder y lo conservan. Dicha explicación permite estimar los resultados de las elecciones nacionales que se avecinan.
Este libro es un clásico y por tanto “nunca termina de decir lo que tiene que decir”. Tampoco señala el modo de interpretar el significado de lo que escribe, aunque es patente que “El Príncipe” rompe con la concepción moralista de la política, inaugurando un realismo descarnado que hace imposible albergar ilusiones acerca de la probidad de los dirigentes o la búsqueda del bien común. Evita también dejarse embelesar por las dulces mentiras de las “utopías” de reciente reaparición (Utopía. Tomás Moro. 1516).
En “El Príncipe”, Nicolás Maquiavelo primero saluda a Lorenzo de Médicis y destaca que “para conocer bien la naturaleza de los pueblos, hay que ser príncipe”, y para conocer bien la de los príncipes conviene pertenecer al pueblo.
El libro consta de XXVI capítulos, algunos son contingentes al momento en que se escribió, por lo que de los primeros quince no se extraen muchos conceptos a aplicar al momento actual. No obstante, la riqueza de la obra, en el Capítulo VI dice: “Los hombres casi siempre, avanzan por caminos abiertos ya por otros y proceden en sus acciones por imitación, y dado que es imposible seguir exactamente los caminos de otros ni alcanzar la capacidad de aquellos que imitas, un hombre prudente ha de internarse siempre por los caminos abiertos por los grandes hombres e imitar a los que han sobresalido de manera evidente, a fin de que, si no los iguala en capacidad, emane al menos algo de su perfume; y hacer como los arqueros avisados, que al ver demasiado lejos el lugar que quieren alcanzar, como no conocen la potencia de su arco, ponen la mira bastante más alta que el lugar apuntado, no para llegar con su flecha a tanta altura, sino para poder dar en el blanco con la ayuda de tan alta mira”.
Los resultados de las elecciones internas señalan que los dos candidatos que avanzaron más fueron aquellos que tenían caminos abiertos por otros y al menos algo de su perfume. Tal es así que se puede afirmar que los dos candidatos con mayores posibilidades de ser el próximo presidente de los orientales, se proyectan como una extensión de dos presidentes, el presidente vivo del período de quince años del FA y del presidente actual. La propaganda que los impulsó, ratifica esta observación.
En el primer caso, la propaganda apuntó a un “estado del alma”, a emociones que buscan enlazar lo pasado con el candidato actual. Sin estereotipar los personajes, ya que el ex presidente parece escapado de un cuento de Charles Bukowsky, y hoy su candidato es un correcto profesor de historia, cuyo glamour proselitista es quizás su origen de canario representante del país de la “medianía”.
El candidato que proyecta la gestión actual valora lo hecho y continuar en esa línea.
Considerando a ambos candidatos con similares aptitudes para el cargo, se observan las condiciones que brindan el marco a estas dos alternativas.
Respecto al marco externo en la región, ¿cuál de las dos posturas se alinea más con dicho marco?
América Latina dejó de ser tan “progresista”, Argentina inequívocamente no lo es y Lula en un progresismo descafeinado por sus alianzas para recuperar el gobierno pretende erigirse en líder regional, opción cada vez más lejos de su voluntad. Petro pretende “refundar” Colombia, opción lejana, y ambos intentan reivindicar al dictador Maduro, que sólo su crueldad y despropósito, superan su incompetencia intelectual que es una ridícula farsa.
Mientras el presidente Boric se parece mucho más “al uruguayo medio”, a la visión mayoritaria, su ejemplo puede llegar a pautar el comportamiento local.
La población uruguaya está cada vez más envejecida, ¿prevalecerá el amor al pasado o el futuro de nuestros hijos?
Por tanto, en las próximas elecciones nacionales, además de elegir un Presidente, se está eligiendo entre comenzar a mirar al futuro o si se sigue reparando el pasado para quizás vernos en él con mayor orgullo.