Horacio Paternó | Montevideo
@|Sabido es que los fines de semana la rambla de Montevideo es el paseo preferido de muchos montevideanos. También es sabido que las actividades al aire libre, sobre todo en los días de primavera y verano, se multiplican exponencialmente.
Por ello, no se explica que el caos que se generó este sábado 14 de diciembre en la rambla de Punta Carretas, no haya sido evitado con una buena planificación por parte de la Intendencia de Montevideo. A causa del evento musical que se desarrollaría en la rambla, la Avenida Bulevar Artigas hacia el centro, se vio colmada de vehículos que transitaban casi a paso de hombre, desde las primeras horas de la tarde hasta ya entrada la noche. Incluso a esas alturas, había vehículos estacionados sobre los cordones de los canteros de la gran avenida, lo que dificultaba aún más la circulación, que lejos de ser fluida, parecía una procesión vehicular llena de sufrimiento y enojos.
Es cierto que los ciudadanos montevideanos de todas las edades tienen derecho a disfrutar de espectáculos musicales gratuitos, alegres, divertidos y populares, lo que festejamos, pero también es cierto que el resto de los ciudadanos tiene derecho a no participar de ellos, y también disfrutar de los espacios comunes, y a circular libremente por las calles y avenidas de la ciudad.
Lo concreto es que la “procesión” vehicular por Bulevar Artigas provocó que las calles aledañas se vieran también impactadas por el tránsito que generaban los vehículos que pretendían escapar de ese “calvario”.
El embotellamiento se propagó tanto que la gente quedó literalmente atrapada en sus autos aún dentro de los estacionamientos del muy cercano Shopping de Punta Carretas.
Eso provocó recalentamiento de motores y de ánimos, peleas verbales, bocinazos, llantos de niños, y hasta algún roce entre coches y conductores. Tomamos el tiempo que nos llevó salir del estacionamiento ubicado en la planta baja del Shopping, hasta la calle García Cortinas superando 1 hora y 40 minutos, para luego volver el reloj a cero y sufrir otros 10 minutos para hacer media cuadra y poder escapar por la calle Ellauri, la que también estaba bastante congestionada.
No es la primera vez que algo así sucede. El funcionamiento normal de los semáforos complicaba aún más el flujo del tránsito.
Las preguntas son: con lo complicado que se ha vuelto el tránsito en la ciudad de Montevideo, ¿hay necesidad de complicarlo aún más? ¿En serio la IMM cree que eventos de esta magnitud se pueden afrontar sin una planificación bien elaborada, profesional y completa?
Creemos que es hora de que la Dirección de Tránsito de la IMM previendo estas situaciones, coloque los inspectores necesarios en todos los cruces afectados para ordenar y facilitar la circulación, y no únicamente cercanos al lugar del evento.
Es necesario evaluar el impacto muchas cuadras más a la redonda, considerando las calles aledañas. Asimismo, teniendo en cuenta que estamos en época de fiestas y que los comerciantes tienen derecho a hacer su zafra, sería muy conveniente que tales megaespectáculos se realizaran en otras zonas de la ciudad (que las hay y muchas), para albergar tales eventos sin generar tanto caos y respetar el derecho de los demás ciudadanos. Pero claro está, es necesario hacer una buena y concienzuda planificación. Suponemos que con el alto costo que implican los impuestos que aportamos los contribuyentes montevideanos, la IMM debe contar con el personal idóneo capaz de crear ese plan para estos casos e implementarlo adecuadamente por el bien de todos.
Cabe entonces la pregunta, si lo vemos nosotros, ciudadanos de a pie: ¿lo ven también las autoridades quienes son responsables de cuidarnos y protegernos garantizando el derecho de todos?
Confiamos y agradecemos que tomen debida nota y que esta experiencia sirva para evitar su reiteración en el futuro.