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Razonando el voto

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Un Conejo Blanco | Montevideo
@|No es novedad asegurar que la tendencia actual en este mundo agitado en que vivimos, referido a las elecciones en los países democráticos, ha sufrido cambios respecto al modo tradicional del ciudadano votante. Hoy se vota al candidato por sobre el partido que lo propone. Se vota entonces, más racionalmente, sopesando presencia, carisma y conocimientos por sobre históricas y tradicionales consignas y banderías.

Se vota a la persona. La explicación está en el cambio generacional y en la libertad.

Los jóvenes de hoy en día ven televisión. Interactúan en las redes, salen y llegan a sus casas a horas impensadas y están pendientes del celular con absoluta libertad. Generaciones pasadas no conocían otro mundo que el entorno familiar o barrial. La figura paterna manejaba el entorno, con autoritarismo fraterno, pero sin discusiones. Hoy los jóvenes gozan de una libertad impensada y con igual libertad piensan y actúan.

Un ejemplo indiscutible de mi razonamiento es, en Argentina, el actual Presidente Javier Milei. Con un pequeño núcleo de adeptos, con una idea, con una imagen disruptiva al entorno político conquistó con su presencia en todos los escenarios que se ofrecían; con su carisma y seguridad en su discurso, primero a una juventud libertaria y luego atravesando todas las capas sociales a una ciudadanía pensante, libre de acción, sin ideologías ni prejuicios limitantes. Uruguay no tiene un Milei y tampoco se justifica. Milei es el resultado de la súplica de un país por un cambio de gobierno para salvar a la Argentina de una debacle monumental.

Uruguay está bien, el gobierno de la Coalición Republicana ha ordenado el atraso fiscal, la economía, además mejorado las fuentes de empleo, la inflación, los salarios y la seguridad. Ha construido rutas y puentes, inaugurado nuevos emprendimientos industriales y atacado fuertemente los problemas de los asentamientos, las carencias de sus niños, servicios (luz, saneamiento y atención de la salud), construyendo nuevas viviendas, otorgando así dignidad a las vidas de los menos favorecidos.

Uruguay no sólo no precisa un cambio, sino que el cambio que se ofrece, Orsi, no muestra un mínimo atisbo de personalidad, capacitación o conocimientos para ocupar un lugar que, a todas luces, le queda grande. Pareciera que ni siquiera tuviera ambición de ocupar ese lugar, pues oculto y protegido por el obsecuente muro de yerba frenteamplista, se niega a participar en debates o programas donde pueda exponer sus carencias ostensibles.

No es su culpa, el FA carece hoy de figuras que puedan superarlo, de plan de gobierno que pueda respaldarlo y juega sus cartas a los votantes incondicionales, ciegos ideologizados, cultivando hoy y mañana también un rencor social ingobernable que les impide ver más allá de sus sentidos; que el mundo cambió y para mejor; que Uruguay es hoy un país envidiado por su gobierno de Coalición Republicana y que el escenario electoral les ofrece 4 candidatos: Mieres, Delgado, Ojeda y Manini; cualquiera de ellos apto para manejar otro gobierno exitoso, continuando un brillante ciclo iniciado por el actual Presidente, Luis Lacalle Pou.

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